El frenazo del sector desinfla la burbuja en la vivienda de segunda mano
MADRID. La vivienda de segunda mano empieza a tocar techo. Tras un 2022 prácticamente histórico, las operaciones de compraventa de este tipo de casas también empiezan a moderarse, contagiadas por la desaceleración del mercado inmobiliario en general. Es cierto que las estadísticas reflejan que la vivienda usada se mantiene como la principal opción de compra, engordando su brecha con las casas a estrenar, que son las que verdaderamente están lastrando al sector con caídas mucho más pronunciadas. Pero el descenso del número de operaciones evidencia que el pinchazo en este segmento ha comenzado.
En concreto, de las 55.778 operaciones de compraventa registradas en el mes de marzo, 45.309 correspondieron a viviendas de segunda mano. Son un 81,2% del total si se compara con las 10.469 de obra nueva registradas (que representan un 18%). Pero son 2.532 menos que las registradas en el mismo mes del año anterior, cuando se vendieron 47.841 casas de segunda mano.
Primer trimestre
Las cifras en el conjunto del primer trimestre también evidencian el parón. La compraventa de viviendas cayó un 2,1%, con descensos del 1,6% para la usada y del 3,9% en las nuevas. Es decir, la rigidez de la demanda que desde hace meses se observaba de una manera más intensa en la vivienda a estrenar –donde también ha influido mucho la escasez de oferta– ha empezado a trasladarse a la de segunda mano.
En todo caso, en el sector de la vivienda de segunda mano preocupa más el brusco parón que desde hace meses registran las casas nuevas. No solo por la incapacidad de los posibles compradores para ahorrar, sino por esa falta de oferta que se ha visto agravada por el mayor coste de los materiales o de la producción logística, «ocasionando la ralentización y paralización de algunas promociones», tal y como recuerdan los expertos.