«Prescindir de Zapater es una decisión futbolística, queremos mejorar»
● Fran Escribá justifica así la postura de la SAD por la que se ha comunicado al capitán aragonés su baja en el equipo
ZARAGOZA. «Es un momento triste. Zapater es un jugador que es historia del club. Pero esto también pasa en la vida. Hay un momento en el que hay que tomar este tipo de decisiones. Ahora, hay que honrar a un futbolista que ha hecho y ha contribuido a la historia en este club», comenzó diciendo ayer Escribá en su rueda de prensa previa al viaje a Ibiza. Con gesto serio, el técnico tuvo que responder a un buen número de preguntas sobre la figura de Alberto Zapater. La decisión del club de prescindir del gran capitán aragonés, obviamente, eclipsa todo lo demás. Y así va a ser durante largo tiempo.
Se le pidió al técnico que explicara la razón que ha primado en la SAD para no renovar un año más el contrato del ejeano, tal y como era el deseo del jugador. «Vendrán otros jugadores, gente que nos aportará cosas y nos hará dar un salto. No ha sido una decisión fácil dejar fuera a Zapater. Valoramos las dos opciones, que siguiera o no. Y ha prevalecido la idea de equipo que queremos para el año que viene», argumentó Escribá.
Que prosiguió con su tesis: «Esa posición, la de medio centro, es una en la que queremos reforzarnos. Y hemos valorado qué tipo de refuerzos queremos para ese puesto. El medio campo no es un lateral, ni un delantero, que son papeles normalmente más concretos. Pensamos en lo que tenemos y queremos complementarnos con otros medios centro diferentes», dijo con más precisión.
Y aún apostilló más, para explicar los impulsos que han llevado al director general, Raúl Sanllehí, al director deportivo, Juan Carlos Cordero, y a él mismo, a ser el triunvirato que pase a la historia del Real Zaragoza como quienes decidieron poner punto final a la trayectoria del capitán Zapater en sus filas. «Pensamos que es el momento de intentar fortalecer esa posición de medio centro. Es una decisión futbolística. Y, para mí, es una decisión muy dura como entrenador y como persona, lo mismo que le sucede a Juan Carlos (Cordero). Pero estamos pensando en clave de futuro, de equipo a corto y medio plazo. Y queremos mejorar en varias posiciones. Va a pasar lo mismo con otros jugadores», remató su alegato.
Los testimonios de Escribá se movieron en unos terrenos paradójicos. Tajantes a la hora de sostener su decisión, sentimentales en el plano de justificar algo que saben dentro del club que genera un buen número de chispazos y rozamientos entre la afición.
«Se le va a echar de menos, seguro. Es un ejemplo para todos, tanto en su calidad como futbolista como a nivel humano. Conmigo ha sido titular en la mayoría de los partidos, ha jugado mucho, ha rendido bien. El carácter, el carisma, el liderazgo que tiene Alberto, es difícil comprarlo. Y eso, evidentemente, se echará de menos», indicó en otro tramo de su comparecencia, asumiendo de soslayo los efectos secundarios que esta decisión va a generarle en adelante hasta que el nuevo Real Zaragoza reparado demuestre su solvencia y haga olvidar al actual y al de los tres malos años precedentes.
Revolución profunda en marcha Escribá aprovechó la onda expansiva del caso Zapater para esbozar, por extensión, algunos detalles del nuevo Zaragoza que viene. Además del monotema alrededor del ejeano, el entrenador quiso hablar también de cuestiones mayores que ayuden a entender esta delicada decisión ya consumada. Fue la de ayer la primera aproximación al futuro inminente. Un retrato robot de la revolución que ya se ha puesto en marcha y que va a cambiar la faz de la plantilla en la mayoría de sus componentes.
Que la primera decisión sea decretar el adiós de Zapater es un síntoma inequívoco de lo que va a ser este verano de 2023 en el núcleo de decisiones del Real Zaragoza. Escribá lo admitió sin excusas. «Yo creo que esto es una señal. Yo no quiero una plantilla tan amplia como la que hemos tenido este año. Tenemos dos jugadores, incluso, con ficha del filial. Es demasiada gente para trabajar. Va a haber una reestructuración en el ámbito de los futbolistas, tanto en cantidad como, obviamente, también en calidad», inició en su argumentario el entrenador.
Escribá quiso hacer especial énfasis en este apartado. Como lanzando un mensaje a todos los futbolistas del vestuario que están afectados por su salida próxima. Naturalmente, no a los que concluyen su contrato, que ya saben de su futuro lejos de Zaragoza hace días. El aviso es para quienes lo tienen en vigor y tienden a marcharse, mediante la fórmula que sea, por no entrar en los planes del equipo de la ilusión que quiere prepararse hasta agosto.
«Esta reestructuración creo que es una exigencia. De todos. De la prensa, de la afición, por supuesto, también interna, nuestra. Creo que es necesario, si queremos seguir creciendo y hacer un proyecto ilusionante y con el objetivo a corto o medio plazo del ascenso, todo pasa por reestructurar. Y eso implica muchas salidas», completó Escribá con toda la intención.
El valenciano añadió que, además de Zapater, «hay seis o siete jugadores con los que no se ha hablado de renovar en ningún momento sus contratos (algunos de cesión) que terminan». Ahí entran -con distintas peculiaridades- los casos de Ratón, Eugeni, Fuentes, Vada, Larrazabal, Alarcón, Quinteros o Vigaray.