Heraldo de Aragón

«No es de recibo trabajar 40 años para que te quede una limosna de pensión para malvivir»

En Aragón había, a fecha de 1 de enero de este año, 308.506 pensionist­as, de los que 203.059 son jubilados. Rosendo Navarro explica algunas reivindica­ciones del colectivo

- ELENA RODRÍGUEZ

Rosendo Navarro no para. Canta gospel, hace teatro musical, cuida de su jardín, experiment­a en la cocina... Inquieto por naturaleza, admite que hasta encontrar las aficiones que más le llenan ha ido experiment­ando desde que se prejubiló de su puesto en Telefónica, a los 56 años. Ahora, con 67, saca partido a todas las horas del día y todavía encuentra tiempo para otra ‘tarea’ de cualquier yayo de bien: cuidar de sus nietos. «La natalidad en España está bajo mínimos, pero sin nosotros tendería directamen­te a cero», asegura.

Rosendo es uno de los 308.506 pensionist­as aragoneses censados a 1 de enero de 2023, de los que 203.059 son jubilados. A su juicio, «no es de recibo trabajar 40 años para que luego te quede una limosna para malvivir, y encima te digan que deberías estar agradecido». La pensión media de jubilación se sitúa en Aragón en 1.436 euros, tras incrementa­rse en 112 por la revaloriza­ción del 8,5% aplicada por el Gobierno central a todas las pensiones contributi­vas para garantizar el poder adquisitiv­o. «No se puede decir que no hay dinero para las pensiones, para subir el IPC; los políticos tienen que sacar dinero de donde sea. Impuestos a las grandes empresas, a los más ricos... Rascando de aquí y de allá sí saldrían las cuentas», asegura.

También exige que siempre haya fondos para garantizar la sanidad pública, sobre todo a un colectivo que, por razones de edad, es especialme­nte vulnerable. El gasto en la sanidad pública por habitante en Aragón es de 1.800 euros. «Esperar año y medio para una operación de cataratas es indignante», indica Rosendo, para quien la sanidad pública tiene que existir «sí o sí». «No tengo claro que pagando 80 euros al mes por un seguro privado luego cubran todas tus necesidade­s. Y son muchos los jubilados que no pueden permitírse­lo. La sanidad no puede quedar en manos privadas, es un derecho universal, no cotizamos toda la vida para luego tener que pagar una operación de nuestro bolsillo», se indigna.

A Rosendo, antes le interesaba la política «desde el punto de vista sociológic­o», pero ahora no le gustan los políticos. «Antes, en tiempos de Felipe González, había más interés en hacer las cosas entre todos, y la gente estaba preparada. Ahora nadie sabe de dónde sale mucha de esa gente, que encima se apalanca durante años en sus cargos. Los partidos deberían regular el tiempo máximo de vida útil de un político, y si luego quiere seguir, que haga política de barrio. Pero que deje sitio a quienes vengan detrás con nuevas ideas», plantea. A su juicio, cualquier partido que lleve en su programa las palabras ‘justicia social’ es bienvenido en el panorama político español actual.

Respecto a las nuevas tecnología­s, considera que trabajar con ordenadore­s durante tantos años le ha ayudado a manejarse, pero son muchas las personas mayores que tienen problemas para adaptarse a ellas. En Aragón, tan solo el 34% de los mayores de 75 años ha usado alguna vez internet, según el Observator­io Social de las personas mayores 2022 presentado por CC. OO. En este sentido, Rosendo plantea «un mínimo de servicios de atención personal para evitar que la gente mayor se quede cada vez más arrinconad­a». «Pelearse con un robot al teléfono es desquician­te para cualquiera, pero para un abuelo es una barrera infranquea­ble», concluye.

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O. DUCH Rosendo Navarro, en el paseo de la Independen­cia de Zaragoza.

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