La Transición, novelada
Mi amigo Manolo preguntaba a Rafael Soler, en la presentación de ‘Dos novelas de la Transición’, por qué este periodo de la vida política española no había merecido una literatura específica, como fue el caso de la generación del 98, la del 27 o la neorrealista de la posguerra.
Rafael Soler (Valencia, 1947), el escritor, ingeniero y sociólogo, respondía que la Transición fue un hecho que está demasiado cerca en el tiempo, y que los acontecimientos históricos necesitan un cierto distanciamiento para ser asumidos con todo el rigor que requieren, incluso cuando de ficciones narrativas se trata. En cualquier caso, la Transición ya ha constituido el telón de fondo de algunos productos literarios, como por ejemplo la propia publicación de Soler, que este martes se presentaba en la Biblioteca de Aragón, a cargo de los Amigos del Libro, la asociación que preside Eugenio Mateo. El propio Eugenio junto con Miguel Ángel Yusta presentaron al autor valenciano, residente ahora en Madrid, donde ha participado como profesor titular en la Universidad Politécnica.
‘Dos novelas de la Transición’ (Ed. Contrabando 2023), reedición de ‘El grito’ (1979) y ‘El corazón del lobo’ (1980), con prólogo de Elvire Gómez-Vidal Bernard, es una demostración de esos ejemplos que manifiestan que ese sustancial periodo de nuestra reciente historia tiene algunos cultivadores.
Rafael Soler ha sido calificado como «uno de los más interesantes escritores de la nueva literatura española», que inició con esas dos novelas una novedosa forma de enfrentarse a la realidad. A esas dos obras, ahora reeditadas en un solo volumen, siguieron ‘El sueño de Torba’, ‘Barranco’, en Cátedra, ‘El último gin-tonic’ y ‘Necesito una isla grande’, en Contrabando.
Autor de dos libros de relatos, ‘Cuentos de ahora mismo’ y ‘El mirador’, y seis libros de poesía, es Premio de la Crítica Literaria Valenciana. ‘Vivir es un asunto personal’ recoge su obra poética completa.
Ha participado en festivales y encuentros poéticos en Europa, Hispanoamérica y Asia. Es vicepresidente de la Asociación Colegial de Escritores de España y anfitrión en Madrid de ‘Los lunes literarios de Café Comercial, la Casa de todos’.
Premio de la Crítica Literaria Valenciana, Premio Cáceres, Ateneo de La Laguna, accésit del Premio Juan Ramón Jiménez, Premio Primera Bienal Ámbito
Literario y huchas de oro y plata en diversos certámenes, Soler recordó que fue Ana María Navales quien se empeñó en que el premio de Ámbito, patrocinado por Abelardo Linares en Barcelona, fuera para él.
Soler, además de hablarnos de su obra, nos leyó dos relatos en los que destacaba algo de lo que no hicieron mucho énfasis ni los presentadores ni el propio autor: el humor. Pero en la obra de Soler hay mucho humor, mucha ironía. En la cena posterior a la sesión, Charo Ferré señaló que ese humor era más bien de tono negro. Soler dijo que su humor no era negro ni blanco, que intentaba responder a los colores de la realidad, que son muchos y variados. Entre el blanco y el negro, como la realidad de la vida.