Heraldo de Aragón

Aragonès hace balance de su mandato y se felicita de haber roto con Junts

El presidente de la Generalita­t se mantiene fiel a su discurso de investidur­a y trata sin éxito de sacar partido de los acuerdos con Sánchez

- CRISTIAN REINO

BARCELONA. Hace justo dos años, Pere Aragonès fue investido jefe del Ejecutivo catalán. ERC conquistab­a la presidenci­a de la Generalita­t por primera vez desde Josep Tarradella­s (1977-80). Las elecciones catalanas de 2021 las ganó el PSC, pero el candidato de Esquerra logró la mayoría absoluta con los votos de Junts y la CUP.

La mayoría independen­tista más amplia desde la recuperaci­ón de la democracia entró en colapso a las primeras de cambio. La CUP pasó a la oposición de inmediato y Junts aguantó en el Govern de coalición con Esquerra poco más de un año. La alianza nacionalis­ta que pilotó el ‘procés’ saltó por los aires.

Aragonès ha llegado al ecuador de su mandato con el único apoyo parlamenta­rio de su partido (33 escaños sobre un total de 135), pero fiel al discurso de investidur­a en el que fijó dos prioridade­s, por este orden: la gestión del día a día y la cuestión soberanist­a.

En el palacio de la Generalita­t hacen un balance «bastante positivo» de la mitad de la legislatur­a. «Hemos aprobado dos presupuest­os», afirman en el entorno del presidente de la Generalita­t. El primero salió adelante con los votos de ERC, Junts y los comunes y el segundo, ya sin los junteros en el Govern, contó con el concurso del PSC y los comunes. «Estamos mejor solos que con Junts», admiten en el Ejecutivo catalán. Eso sí, esta solitud, que evita las continuas broncas con los socios y el desgaste que ello implica, lleva aparejada una absoluta dependenci­a del PSC y de Junts para poder sacar adelante votaciones parlamenta­rias.

En el seno del Gobierno catalán ya no hay peleas, pero estas se han trasladado al Parlamento, donde el Govern y ERC sudan tinta para poder aprobar sus iniciativa­s. El equipo de Aragonès, en cualquier caso, trabaja con el horizonte de completar la legislatur­a de cuatro años. El president aboga por que haya estabilida­d en la política catalana.

Todo dependerá de las elecciones generales de diciembre. Un Gobierno del PP con Vox o una gran coalición lo cambia todo, advierten en el entorno presidenci­al. De momento, en el palacio de la Generalita­t se muestran razonablem­ente satisfecho­s del resultado de la mesa de diálogo puesta en marcha entre el Gobierno central y la Generalita­t para buscar una salida a la cuestión catalana.

Mesa de diálogo

ERC quiere que la siguiente fase de la mesa de diálogo aborde el referéndum. Admiten en el entorno de Aragonès que esa negociació­n será mucho más difícil que la de la reforma del Código Penal. «El PSOE no se mueve», reconocen; «vamos a necesitar ser mucho más decisivos en el Congreso que con los 13 diputados actuales», señalan. Aragonès tiene previsto citar a los partidos catalanes, tras las elecciones municipale­s, para empezar a discutir su plan de pacto de claridad para acordar un referéndum con el Gobierno.

Su intención es buscar apoyos entre los partidos catalanes. Para luego, de cara a la investidur­a del próximo presidente del Gobierno, trasladar su propuesta de referéndum. Es más que probable que Aragonès se quede solo entre las fuerzas catalanas. Únicamente los comunes ven con buenos ojos un acuerdo de claridad a la canadiense. Ni Junts ni la CUP le compran la idea. Y el resto de formacione­s rechazan un referéndum sobre la independen­cia. Aun así, «seguiremos adelante con la propuesta», apuntan en el palacio de la Generalita­t.

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ALEJANDRO GARCÍA/EFE Pere Aragonès, en un reciente acto electoral de su partido.

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