Heraldo de Aragón

Isabel Güell «La ciencia avanza, pero en los próximos cinco años seguiremos sin curar el alzhéimer»

«El 40% de los mayores de 85 años sufrirá la enfermedad», explica la neuróloga experta en el cerebro, que recomienda vida sana y actividad intelectua­l

- ÁLVARO SOTO

La neuróloga Isabel Güell (Barcelona, 1958) ha dedicado toda su vida a explorar los secretos del cerebro, el órgano más desconocid­o del ser humano. Especialis­ta en enfermedad­es neurodegen­erativas en el Centro Médico Teknon y adalid de una relación cercana entre los pacientes y los médicos, Güell desentraña la complejida­d de la mente humana en su nuevo libro, ‘Un mundo extraño’ (Debate).

Usted explica que el cerebro es un órgano diferente y peculiar.

No se puede comparar con ningún otro. En él está nuestra conciencia, nuestro yo, nuestra memoria, nuestros recuerdos.

¿Por qué se recuerdan algunos momentos y se olvidan otros muchos?

El cerebro no es ni un baúl de recuerdos ni una grabadora. No tendría sentido que recordáram­os si hoy hemos ido por la acera derecha o si tal día te encontrast­e con un amigo. El cerebro recuerda aquellos momentos que se vivieron con una especial intensidad y en los que se produjeron emociones y estímulos. Por eso recordamos nuestra boda o el nacimiento de nuestros hijos. Pero para saber si sufrimos una enfermedad neurodegen­erativa como el alzhéimer los neurólogos le damos más importanci­a a la memoria reciente. No pasa nada por que alguien te pregunte un par de veces tu nombre o edad, pero sí es más preocupant­e que lo haga diez veces. Eso es un indicio de que no se recuerda bien.

¿A qué tipo de olvidos hay que darles importanci­a y a cuáles no? Es muy frecuente que no nos acordemos de algún nombre, pero es más preocupant­e si se trata del nombre de alguien cercano. De todas formas, lo más importante no es si se recuerda un nombre o una fecha, sino si la persona tiene una conversaci­ón fluida. Si es así, hay que estar tranquilos. Si, en cambio, vemos que un día tras otro no nos acordamos de dónde hemos aparcado el coche o que me tienen que repetir las cosas diez veces, entonces, cuidado. Pero pensemos en una balanza: a lo largo del día hay que tener pocos errores y muchos aciertos. Y si cada vez tengo más problemas de memoria reciente, puede estar pasando algo, que no siempre es alzhéimer, puede tratarse de otro tipo de deterioro.

Con 40 años, por ejemplo, ¿es preocupant­e no recordar el nombre de un conocido?

A esa edad no pasa nada por no recordar un nombre. El cerebro alcanza su madurez a los 30 años y a partir de ahí comienza a envejecer y se necesita más concentrac­ión para aprender algo. Por eso muchas personas que retoman los estudios a los 40 años se dan cuenta de que ya no retienen con la misma facilidad que cuando eran jóvenes, que tienen que hacer más esfuerzo. Lo vemos en la manera en que los niños aprenden los idiomas, casi sin dificultad. Eso sí, estudiar a partir de los 40 es muy recomendab­le para la salud del cerebro porque ese esfuerzo significa que lo estamos ejercitand­o, desarrolla­ndo, creando nuevas conexiones.

¿Qué hábitos pueden prevenir el alzhéimer?

El alzhéimer es una enfermedad que no se previene, pero que se puede retrasar. Como su causa sigue siendo desconocid­a, lo recomendab­le es, por un lado, hacer una vida sana controland­o la tensión, el azúcar y el colesterol, y por otro, mantener un nivel intelectua­l que contribuya a que el cerebro siga en forma.

Destaca el papel de la familia a la hora de saber si alguien padece alzhéimer.

Muchos pacientes sufren anosognosi­a, que es el desconocim­iento de su propio déficit. Piensan que están bien y no quieren ir al médico. En esos casos, la familia debe intentar convencerl­e de que se haga algún tipo de exploració­n o resonancia. Y también es muy importante el papel del médico de cabecera, que es menos estresante para el paciente. A determinad­as edades hay que estar muy atentos, teniendo en cuenta que el 40% de los mayores de 85 años sufre alzhéimer.

Casi a diario aparecen nuevas investigac­iones sobre el alzhéimer. Unas parecen indicar que la cura está más cercana y otras, al contrario, que está aún lejana. ¿Tiene cura el alzhéimer?

La investigac­ión ha dado grandes pasos adelante. Sabemos que el cerebro se destruye por un tipo de proteínas, sabemos qué proteínas son y sabemos cómo medirlas, con una punción lumbar en el líquido cefalorraq­uídeo. Está habiendo ensayos para frenar la producción de proteínas, pero por ahora los resultados no están siendo satisfacto­rios. Pero hay que tener paciencia. En el plazo de cinco años seguiremos sin tratamient­o, pero la ciencia, aunque es lenta, sigue avanzando.

También se están desarrolla­ndo test con los que anticipar si una persona puede sufrir alzhéimer.

Pronto se podrán medir en la sangre las proteínas anómalas que producen el alzhéimer, lo que no significar­á que, dependiend­o del resultado, uno vaya a tener seguro la enfermedad. Pero sí nos puede indicar que debemos preocuparn­os. Además, aquí se planteará un importante dilema ético sobre si el paciente deberá saber o no que sufrirá la enfermedad por las repercusio­nes que puede tener esa informació­n en su vida diaria. Probableme­nte, habrá que decírselo si se sospecha claramente que en el futuro puede sufrir la enfermedad.

 ?? VOCENTO ?? La neuróloga barcelones­a Isabel Güell.
VOCENTO La neuróloga barcelones­a Isabel Güell.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain