La sonrisa de Javi Martínez
● El medio marcó en la victoria ante el Lugo por segunda jornada consecutiva. No cierra las puertas a seguir y, como con Obeng, el Huesca estudia la fórmula
HUESCA. Dentro de un final de temporada con pocos alicientes más allá de la consecución de la permanencia, el paso adelante dado por Javi Martínez en las últimas semanas ha sido una de las mejores noticias en la SD Huesca. El mediocentro se estrenó como goleador azulgrana hace dos jornadas en el 1-1 ante la Ponferradina con el que se alcanzó la salvación matemática y repitió el sábado pasado abriendo el marcador en el 1-2 ante el Lugo que sirvió para romper la racha de quince encuentros a domicilio sin ganar. Después de una temporada en la que las cosas, sin duda, no le han salido como había imaginado en verano, no está pudiendo tener mejor reivindicación.
Recaló en El Alcoraz en el cierre del mercado de invierno cedido por Osasuna, club en el que se formó y con el que tiene contrato hasta 2026, después de que la primera parte del curso la hubiese pasado también a préstamo en el Albacete, donde no cuajó dentro de los planes de Rubén Albés. Con solo 23 años puede presumir de haber disputado ya cuarenta partidos en Primera División y el plan para esta campaña, en la que con los rojillos no iba a tener mucho protagonismo, era el de bajar un peldaño dentro del escalafón del fútbol nacional para asegurarse los minutos y sentirse importante dentro de un vestuario.
El Huesca ya se había fijado en él antes del inicio de la liga y las buenas relaciones de Ángel Martín González, el director deportivo azulgrana, con Osasuna allanaron el camino. Con él se quería dinamizar un ataque que ya en la primera vuelta había dado muestras de sus limitaciones.
Para Ziganda, principalmente ha sido un recurso para las segundas partes. Lleva sumados 318 minutos repartidos en once actuaciones. «Mi motivación es insuperable porque en toda la temporada he podido disfrutar de cuatro partidos como titular, necesito jugar y por ello lo afronto como finales», comentó en el Anxo Carro al ser cuestionado sobre su fin de curso.
Todo apuntaba a que comenzaría a lucir los galones de titular en la visita del Granada, pero entonces una inoportuna lesión en el muslo derecho le dejó cuatro jornadas en el dique seco. Regresó para la visita del Real Zaragoza (1-1) y su debut en el once se produjo un partido después, en el 0-0 con el Villarreal B. Jugó escorado a la derecha, como también lo ha hecho en sus otras dos titularidades, la del 0-0 en Málaga y la del sábado en Lugo. Aunque puede situarse en cualquier posición por detrás del delantero, prefiere moverse por dentro.
Sus dos goles son su mejor cifra en una campaña en el fútbol profesional. En el que logró ante la Ponferradina aprovechó un rechace dentro del área y en el de Lugo percutió desde la frontal en un córner sacado en corto.
Natural de Ólvega, Huesca le recuerda a Soria y de hecho su adaptación ha sido rápida. Su presencia en el proyecto del próximo ejercicio es una de las cuestiones que están sobre la mesa. Su discurso al respecto siempre ha sido el mismo y el sábado no varió. «No es una decisión mía. Solo sé que aquí estoy feliz, y que mientras esté en el Huesca lo representaré de la mejor manera que sé», expuso. También avanzó que «en breve sabremos qué va a pasar».
Su situación guarda paralelismos con la de Obeng, cedido por el Oviedo y que en el Anxo Carro canto su quinta diana. Al Huesca le gustaría que ambos siguiesen y sus clubes están abiertos a la negociación. El problema reside en encontrar el encaje de ambas operaciones dentro de una economía que va a seguir ajustándose el cinturón, especialmente en el caso del ariete ghanés por el que los asturianos piden un traspaso. En el del soriano, la cuestión residiría en el porcentaje de ficha del que debe responsabilizarse cada parte.