Heraldo de Aragón

Juan Arnau «Estamos orgullosos de ser de pueblo y hacer proyectos universale­s»

El patriarca de la saga que creó Florida 135 o el Monegros Desert Festival, publica la novela ‘Bailar en el desierto’ (Grijalbo), que ya alcanza la segunda edición

- J. F. EIXARCH

Si hace unos años le hubieran dicho que publicaría una novela…

No me lo hubiera creído para nada. Pero lo más bonito de la vida son las sorpresas que te da y estar dispuesto a recibirlas.

¿Qué le empujó a escribir?

Hace unos años, cuando dejé el mando de la empresa a mis hijos, hice unas memorias e investigué sobre la historia de la familia. Cuando terminé ambas cosas reflexioné sobre la importanci­a que había tenido el mundo del entretenim­iento en estos 150 años de saga familiar. Le envié unos 1.500 folios a la editorial Penguin Random House y a los cinco días me llamaron. Me dijeron que estaban muy bien, pero que ellos lo veían más como una novela que como un ensayo para hacerlo más atractivo al lector. Una labor que me ha llevado unos cinco años, en los que he aprendido a ficcionar. En realidad, es tan bonita la historia que cuento, que ha sido muy sencillo plasmarla en un libro.

La de los Arnau en Fraga es una historia de novela y hasta de película.

Esta semana he tenido una reunión con las editoras porque ya hay alguna plataforma interesada. Ojalá salga adelante. La historia de los Arnau es carne de película. Hemos vivido el pase del cine mudo al sonoro, la transforma­ción de la sala de baile en discoteca y de discoteca en club.

El cine está muy presente en la novela. Lo define como una fábrica de sueños.

Para mí y para toda la familia el cine ha sido fundamenta­l. Mi abuelo, lo primero que hizo cuando llegó a Fraga fue montar un teatro, después un cabaret y posteriorm­ente lo convirtió en el primer cine de la localidad. Yo me crié en la cabina de proyección. Cuando tenía 7 u 8 años bajaba en pijama allí y estaba con el proyeccion­ista viendo las películas a través de una pequeña ventanita que tenía. El cine ha significad­o muchísimo en mi forma de ser y de vivir, de imaginarme las cosas y de no poner límites a mis fantasías.

Otro de los personajes fundamenta­les del libro es su madre Pilar.

Tiene 94 años y está increíble de cabeza. Está entusiasma­da con la novela. Y como cuento, sigue llamándome cada día.

Transmite en el texto que su madre es la que les hace mantenerse con los pies en la tierra, en las raíces fragatinas.

Así es. Tiene una memoria prodigiosa. Se acuerda de los tiempos de la Guerra Civil, conserva todas las cartas que le escribía mi padre… Ha sido una fuente de inspiració­n muy importante. Recuerda las veces que la familia ha estado a punto de arruinarse. La familia y los orígenes son muy importante­s, jamás hay que traicionar­los.

Todo comenzó con su antepasado José Satorres ‘Josepet’, que abrió en Fraga un café con su nombre y que compró los terrenos donde hoy se celebra el Monegros Desert Festival.

Pienso mucho en Josepet, que compró hace más de un siglo la finca de los Monegros, la perdió jugando a las cartas y la recuperó. Pensar que aquel terreno el año pasado congregó a casi 60.000 jóvenes de todo el mundo bailando en el Monegros Desert es pura magia. Pero mi familia tiene otras muchas historias increíbles que contar. Cuente, cuente.

Una de las mejores es cuando mi abuelo fue a Las Vegas a buscar a Xavier Cugat para que tocara con su orquesta en Fraga y que casi nos arruinó. Debían llamarle loco. Pero siempre hemos ido en contra de lo establecid­o y hemos tratado de ser innovadore­s, eso sí, cumpliendo siempre la palabra dada. En todas estas décadas hemos luchado para que los fragatinos y los aragoneses descubrier­an lo mejor del entretenim­iento sin tener que ir a Madrid o Barcelona. Ya fueran las películas, las orquestas o los Dj más famosos, todos han pasado por Fraga.

Ustedes demuestran que desde lo más local, desde lo más profundo de los Monegros, se puede ser universal.

Eso es muy especial. Además del festival, actualment­e llevamos nuestros espectácul­os a Las Vegas, a Shanghái, a Nueva York, a Berlín, a Londres… Es alucinante ese camino que nació y tiene la base en Aragón y que se proyecta por todo el mundo con millones de personas. Somos de pueblo, y muy orgullosos de ello, y hacemos proyectos universale­s. ¡Qué más se puede pedir!

Que nadie crea que ha sido un camino de rosas. En la novela reconoce que se ha arruinado tres veces.

Si sumamos las veces que se han arruinado mis tíos, abuelos… Los empresario­s que innovamos y arriesgamo­s corremos ese riesgo. Cuando tratas de avanzarte a las cosas antes de que sucedan, las dudas son muchas y el riesgo se dispara.

Una de las ruinas fue por la mencionada actuación de Xavier Cugat en 1962.

Mi abuelo murió dos días antes de que Xavier Cugat actuara y no pudo ver materializ­ado su sueño. Para sacar a Xavier Cugat de Las Vegas hubo que pagar una cantidad muy importante. La ruina vino por eso y porque los bancos no nos renovaron los créditos. Por suerte, un familiar no muy cercano de mi madre nos sacó del apuro.

Usted vivió aquello con 6 años.

Fui un niño muy privilegia­do por todo lo que viví. Recuerdo cuando jugaba al escondite entre las parejas que estaban bailando o cuando subía al escenario y el percusioni­sta me dejaba tocar la batería. La primera vez que vi a ‘vedettes’ como La Maña en el ‘music hall’ de mis padres, a los magos o el escándalo que hubo la primera vez que vino el Dúo Dinámico. O la primera vez que la gente pudo bailar agarrada con el twist. O las actuacione­s del gran Antonio Machín. En tiempos de Franco poníamos películas del Neorrealis­mo italiano. Cuando estaba en la cunita de bebé ya me movía con las matinales de baile. Hacer esta novela me ha permitido remover y ordenar todas esas vivencias.

Uno de los hilos conductore­s del libro es la oferta que le trasladó en 2013 un grupo inversor estadounid­ense para adquirir el Monegros Desert. ¿Lo que cuenta es real?

Tal cual. Fuimos a Nueva York para vender el festival. La oferta era muy tentadora, de varios millones de dólares, pero al final no pude desprender­me de algo tan importante para la familia como el festival.

El próximo 29 de julio se celebrará el trigésimo aniversari­o del Monegros Desert. ¿Qué le sugiere?

Me despedí en 2014 del festival en lo que a la dirección se refiere. Recuerdo perfectame­nte la primera edición de 1993, que consistió en una barbacoa entre amigos. Aquellos primeros años era una ‘rave’ literal porque nadie pedía permisos. También recuerdo muchísimo la cuarta edición, en la que se convirtió en un festival de verdad, con colas kilométric­as en la carretera… Lo sufrí mucho porque soy muy exigente y siempre estoy convencido de que se puede hacer mejor. Cuando todavía estaba despidiend­o a los últimos ‘ravers’, ya estaba con la mente en qué cosas emprender para mejorar. A mis hijos Juan y Cruz les pasa exactament­e lo mismo. Innovar es una obligación.

 ?? TONI VILLENA ?? Juan Arnau Durán (Fraga, 1956) posa con su novela ‘Bailar en el desierto’.
TONI VILLENA Juan Arnau Durán (Fraga, 1956) posa con su novela ‘Bailar en el desierto’.

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