«El cardenal Omella puede ayudar a que se retire la herejía al Papa Luna»
● El obispo de Tarazona celebra una misa por Benedicto XIII en Illueca, en el 600 aniversario de su muerte
ILLUECA. El obispo de Tarazona, Vicente Rebollo, quiso ayer ensalzar la figura del Papa Luna en el 600 aniversario de su muerte. «Rezamos por un hijo de Illueca que dio nombre al pueblo», afirmó durante la celebración de la misa pontifical a la que asistieron muchos habitantes de la localidad
Antes de le eucaristía, el obispo sostuvo que la revitalización de la figura del insigne aragonés, sobre el que pesa la condición de hereje, podría venir de la intermediación ante el Vaticano del cardenal Juan José Omella, utilizando el mecanismo ‘motu proprio’, documento de la Iglesia emanado del propio Papa. De la misma opinión sobre la intervención del cardenal Omella fue el vicario Custodio Ballester Bielsa, quien impartió una conferencia en el Ayuntamiento de Illueca sobre ‘Benedicto XIII-Papa Luna, La defensa del pontificado a través de su obra escrita’, que es su tesis doctoral. «Ovidio Cuella (un religioso aragonés que estudió al Papa Luna en el Vaticano) está convencido de que Benedicto XIII era el verdadero Papa en la época y ha convencido el cardenal Omella», destacó el vicario de la iglesia de Badalona, donde convive con el cardenal aragonés. «Mira con una especial simpatía al Papa Luna», indicó.
De hecho, el obispo Vicente Rebollo también recordó que los obispos aragoneses, en la época en la que fue arzobispo de Zaragoza Vicente Jiménez, ya lo solicitaron, pero aún no han recibido respuesta desde el Vaticano.
«El Papa Luna era una persona de alta educación y creo que llegará ese reconocimiento a través de la mediación del cardenal Omella», sostuvo.
En ese sentido, consideró que el actual marco de los 600 años de su muerte podría ser un buen momento, «aunque la diplomacia del Vaticano va despacio», reconoció el prelado en una entrevista con HERALDO. Además, el obispo de Tarazona señaló que la solución del caso del Papa Luna va «más allá del Cisma de Occidente, es algo nuestro, de los católicos y hacia dentro de la Iglesia», lo que «puede facilitar ese reconocimiento».