Heraldo de Aragón

La morosidad se reduce con la inflación, pero siete de cada diez facturas aún se pagan tarde

● Las deudas de las pymes rozan los 200.000 millones de euros y su coste financiero se duplica en un año

- LUCÍA PALACIOS

MADRID. La inflación está cambiando los hábitos de los consumidor­es, que se decantan por productos más económicos, pero también la forma de gestionar las empresas. Así, un efecto positivo que está teniendo es que está forzando a las compañías a exigir antes el cobro de las facturas y, a su vez a reducir la morosidad, lo que ha permitido que el periodo medio de pago se acorte en el último año y se sitúa en los 82,1 días en el primer trimestre de 2023, según el Observator­io de Morosidad presentado ayer por Cepyme, la patronal de las pequeñas y medianas empresas.

Sin embargo, a día de hoy aún siete de cada diez facturas se pagan fuera del plazo acordado, y solo el 27% se abona de forma puntual. Pese a ser poco más de una cuarta parte los que evitan la mora, se trata del mayor porcentaje de los últimos cinco años e implica además una mejora interanual de 1,3 puntos porcentual­es, según los datos del informe.

El incremento de la proporción de facturas pagadas puntualmen­te se hizo a costa, fundamenta­lmente, de aquellas abonadas hasta 30 días después de la fecha inicialmen­te acordada. Este grupo continúa siendo, por amplia diferencia, el más numeroso, con un 68% del total en el primer trimestre, 1,7 puntos porcentual­es menos que un año antes. Desde la patronal ven «preocupant­e» el incremento de la proporción de facturas pagadas entre 31 y 60 días después de la fecha acordada, que en el primer trimestre fueron el 2,5%, ocho décimas por encima de un año antes. Se trata de la segunda proporción más alta desde 2016.

El 1,5% restante tarda más de 60 días en abonarse, plazo que la ley ya considera im pago y que está ocasionado en su mayor parte por la Administra­ción y las grandes empresas. Cuanto menor es el tamaño de la compañía, más alta es la proporción de facturas pagadas puntualmen­te.

El tiempo en que las empresas abonan sus facturas ha crecido ligerament­e en este primer trimestre respecto al ultimo del año pasado pero se ha recortado de forma importante en el último año hasta situarse en 82,1 días, el plazo medio más breve para este periodo desde 2015. «Esa gestión más cauta de la tesorería busca evitar la erosión del valor real de los cobros pendientes que provoca la inflación y paliar el aumento del coste financiero de la deuda comercial», argumentan.

Porque aquí sí impacta de lleno el alza de los precios y la subida de los tipos y, por tanto, de los intereses. Las pymes tienen una deuda comercial total que roza los 200.000 millones de euros y su coste financiero se ha duplicado respecto al año pasado y escala hasta los 2.649 millones, niveles que no se veían desde 2011.

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