Heraldo de Aragón

Feijóo siempre vuelve y la partitura propia de Lambán

- Antón Castro

Dice Murakami: «Las buenas noticias, en la mayoría de los casos, se dan en voz baja»

Sabíamos que Aragón es un perfecto campo de pruebas para casi todo. Y más ahora, cuando España se juega tantas cosas. Quizá por ello el candidato Alberto Núñez Feijóo, líder del PP con la complicida­d de Isabel Díaz Ayuso –todos han aprendido de la batalla soterrada con Pablo Casado–, toda una tigresa indomable en casa, no tiene pereza alguna en venir a Aragón. Ya son tres veces, y algunas que había venido antes de los comicios. Lo hace porque intuye que aquí, feudo tradiciona­l de Javier Lambán y sus mesnadas, puede pescar en mojado y en seco.

Todo está muy justo, y nadie está seguro de lo que vaya suceder, haga lo que haga Aragón Existe, convertido en el Hamlet de la campaña. Ni el arquitecto Tomás Guitarte podía llegar a más ni Teruel Existe a tanto. Resulta una insólita paradoja que una formación política concebida para reivindica­r y defender un territorio específico, lejano, hermoso y solo, ahora pueda convertirs­e en la manija y en el indeciso compañero de viaje de la nueva gobernanza de Aragón. ¿Aceptará o no firmar con Vox para respaldar al caballero Azcón, empujado a la fuerza al primer plano autonómico por Feijóo? ¿Solo se entenderá con Lambán para conformar un alternativ­a de izquierdas? ¡Quién sabe! La política es un territorio fantástico de arenas movedizas, y la realidad y la ficción se cruzan, se niegan, se empujan y hasta se aniquilan.

Javier Lambán llevaba meses dándole vueltas a un tema antiguo: la Orquesta Sinfónica de Aragón. Cuando se inauguró el Auditorio –quizá el foro más decisivo y universal porque por aquí ha pasado medio mundo– ya se debatía este asunto. Habría que pedir luz y taquígrafo­s, repasar informes y consensos, estudios de viabilidad, análisis de las orquestas en otras comunidade­s, conciertos y deudas; habría que ver los debates y las citas del consejero Faci y de sus directores generales con los expertos. Es un tema complejo y un poco suicida: un territorio que no ha sido capaz de crear un centro para sus produccion­es audiovisua­les y un centro musical –para la jota, la música popular, la música clásica y el rock y el rap–, que no ha sabido ni sabe qué hacer con las Letras Aragonesas y los premios Aragón-Goya, que no ha podido pagar los 10.000-12.000 € de esos galardones, de repente se plantea un proyecto que se irá a los tres millones como mínimo. Y que lo haga cuando termina la legislatur­a puede sonar a broma pesada. Lambán usa el lema musical «Con voz propia». Quizá debiera dejarse aconsejar por Murakami: «Las buenas noticias, en la mayoría de los casos, se dan en voz baja».

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