Podemos relega su estrategia de «asaltar los cielos» para intentar ganar el «voto útil»
MADRID. Podemos ha roto en esta campaña dos de las tradiciones estratégicas con las que encaró las últimas elecciones: la de no hacer fuego amigo contra otras formaciones de izquierda y la de aspirar a «asaltar los cielos» a fin de centrase en intentar ganar el «voto útil». Aunque los morados habían aparcado el pulso contra los partidos de la órbita de Sumar, el proyecto político de Yolanda Díaz, la necesidad de obtener al menos el 5% de los votos para no quedarse sin representantes en plazas clave como Madrid o la Comunidad Valenciana les ha forzado a dirigir sus balas hacia el PSOE –«Se pone de rodillas ante la derecha», han repetido en cada acto– y Más Madrid o Compromís –«La izquierda cuqui», como los definen–.
La formación que dirige Ione Belarra ha tenido que reinventar su táctica sobre la marcha, después de haber diseñado el eje central de su campaña como un plebiscito sobre la ley de vivienda, cuya aplicación corresponderá a los ayuntamientos y comunidades autónomas. Pero ha acabado por nadar contracorriente para intentar sacar cabeza entre los asuntos que ha marcado las dos semanas previas al 28-M: la inclusión de condenados en las listas de EH Bildu y la compra de votos.
Perdida la iniciativa y en un segundo plano, los morados, que concurren este domingo en multitud de municipios y autonomías de la mano de Izquierda Unida, optaron por elevar el tono y lanzar mensajes llamativos desde el Congreso o el madrileño barrio de Salamanca. Desde las camisetas con la foto del hermano de Isabel Díaz Ayuso que portaron Belarra o la candidata a la Comunidad de Madrid, Alejandra Jacinto, hasta lonas en las que llamaban despectivamente «cayetanos» a los electores del Partido Popular.
En paralelo, la ministra de Derechos Sociales se ha liberado de la sombra de Pablo Iglesias –protagonista en varios actos, pero con un rol secundario– formando tándem con su número dos, Irene Montero, en una campaña en la que la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, ha optado por protagonizar un ejercicio de equilibrismo político al apoyar al mismo tiempo a Podemos y a las fuerzas de la órbita de Sumar que compiten mañana contra ellos. Y sin coincidir con Belarra y Montero en ningún mitin.