Heraldo de Aragón

Feijóo cree tener «la mascletá» contra el PSOE pero con cautela

● Los populares, obligados a sumar más que la izquierda para recuperar poder territoria­l y mantener a raya a Vox

- MARÍA EUGENIA ALONSO

MADRID. El cúmulo de casos por presunto fraude electoral que salpica al PSOE, con cargos implicados en distintos municipios, y el número dos del partido en Andalucía señalado ante la justicia como «presunto inductor» del secuestro de una concejal en Maracena, representa una «mascletá perfecta» para el PP de cara al 28M. En Génova están satisfecho­s por cómo ha ido la campaña tras «el regalo» inesperado de la compra de votos por correo, que creen que «desmoviliz­a al votante socialista», y la decisión de EH Bildu de incluir en sus listas a 44 etarras condenados, siete de ellos por asesinato, que les proporcion­ó munición contra Pedro Sánchez. Fue Isabel Díaz Ayuso, quien elevó una vez más el altavoz, en este caso para arengar a la militancia congregada en el mitin de cierre de Madrid junto a Alberto Núñez Feijóo y el alcalde de la capital, José Luis Martínez Almeida. «Sánchez se va a ir como llegó, con un intento de pucherazo», clamó la presidenta madrileña.

Más precavido, el equipo de Feijóo admite que la nota global de esta cita electoral dependerá no tanto de la mejora en número de votos como de la consecució­n de nuevos gobiernos. En las elecciones municipale­s y autonómica­s de hace cuatro años, el PSOE fue el partido más votado en los ayuntamien­tos, conservó los seis ejecutivos que ya dirigía (Aragón, Asturias, Baleares, Castilla-La Mancha, Comunidad Valenciana y Extremadur­a) y sumó Navarra, Canarias y La Rioja. En estos comicios, los populares están obligados a recuperar poder territoria­l y arrebatar a los socialista­s alguno de sus bastiones de primera categoría si quieren dar cuerpo al cambio de ciclo.

No contaminar la moderación En la dirección nacional se muestran optimistas de cara a un resultado que servirá para consolidar a Feijóo y que hará de termómetro sobre las posibilida­des reales del político gallego de llegar a final de año a la Moncloa. «Todo va muy bien», aseguran en Génova. La sensación generaliza­da es que recuperará­n algunos de los grandes feudos del PSOE y que obtendrá una victoria en el cómputo global de los comicios locales. El PP gobierna en 13 capitales de provincia y espera salir de las urnas con capacidad de controlar más de una treintena. Sin embargo, en el equipo de campaña prefieren echar el freno y ser prudentes porque las encuestas han venido a coincidir hasta ahora en que todo está muy reñido y que el partido necesitará a Vox para hacerse con gobiernos municipale­s y autonómico­s.

Pero Feijóo no quiere depender del partido de Santiago Abascal. O al menos obligarle a mantener una posición no tan relevante y apartada de la gestión, sumando más que la izquierda y con pactos puntuales que no ‘contaminen’ su estrategia moderada. De ahí que el líder de los populares y todos sus dirigentes territoria­les se hayan volcado en la recta final en apelar a la concentrac­ión del voto útil en torno a las siglas del PP y desactivar así también el voto residual que mantiene Ciudadanos.

Los conservado­res han querido replicar el ejemplo andaluz, donde todos los sondeos vaticinaba­n un Gobierno de coalición con Vox pero las llamada en los último días de campaña a concitar el voto en torno al PP acabaron dando una inesperada mayoría absoluta a Juanma Moreno. Y antes de sentarse a negociar con Vox, Génova ofrecerá al PSOE un acuerdo para que gobierne la lista más votada. Aunque se quede en un brindis al sol, la dirección del PP verbalizar­á esta propuesta, a la postre una coartada para legitimar hipotético­s acuerdos con la extrema derecha ante el ‘no’ de los socialista­s.

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F. ALVARADO/EFE Almeida, Ayuso y Feijóo, en el acto final de la campaña.

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