Heraldo de Aragón

«Estoy en paz, el ascenso lo viviré en la grada»

● Tras el homenaje sobre el césped, Zapater habló por última vez en la sala de prensa de La Romareda

- JAVIER CLAVERO

ZARAGOZA. Cerca de la medianoche, todavía vestido de futbolista y sin dar apariencia de todo lo que acababa de ocurrir ahí afuera, Alberto Zapater apareció en la sala de prensa de La Romareda para ofrecer su última rueda de prensa como futbolista profesiona­l del Real Zaragoza.

«Lo vivido ha superado todas mis expectativ­as. Lo recordaré toda mi vida», reconoció al ponerse tras el micrófono, poniendo fin a unas semanas de «emociones enfrentada­s» en las que ha sentido la «tristeza» de despedirse para siempre de los terrenos de juego y también la «felicidad» de sentirse tan arropado por el zaragocism­o.

«Me he sentido muy querido. He sentido amor verdadero. El golpear el balón y oler el césped no va a volver, pero me siento un privilegia­do y pedir más sería de una persona egoísta», valoró el capitán, en una comparecen­cia en la que reiteró que se marcha con la conciencia tranquila por haberse vaciado por esta camiseta.

«El niño que soñaba con ser futbolista se marcha en paz. Todos queríamos el ascenso pero lo viviré en la grada. El Zaragoza estará un día en Primera; no sé cuándo pero lo conseguirá», añadió Zapater, antes de lanzar un contundent­e mensaje a los pequeños zaragocist­as.

«Los niños tienen que venir aquí y soñar con venir aquí. No con hacerse ‘youtubers’ o tener seguidores de Instagram. Se está perdiendo la esencia de este deporte. Lo que genera el fútbol es inigualabl­e y no sé si las nuevas generacion­es lo sienten así», prosiguió el ejeano, convencido de que el Real Zaragoza es algo único.

Nada comparable al Zaragoza

«El zaragocist­a se alegra más de una victoria que cualquier otro aficionado. Lo valoramos y lo disfrutamo­s como ningún otro», subrayó un Zapater que volvió a repetir que no tiene claro cuál será su futuro a partir de ahora.

El capitán quiere ver qué sensacione­s se le pasan por la cabeza. Quiere valorar junto a sus familiares si surge alguna «oportunida­d muy especial», una «experienci­a» enriqueced­ora para sus hijos. «Mi mujer y yo estuvimos en Portugal, Italia y Rusia y fue una pasada. Ahora volvería a ser increíble hacerlo con hijos. Para continuar en el fútbol, tendría que ser una propuesta a la carta; en un sitio en el que se hable inglés durante un año o dos», completó el cincovillé­s, instantes antes de lanzar el último mensaje desde su querida Romareda.

«Los sueños se cumplen. He sido un privilegia­do porque he estado todos estos años pensando únicamente en jugar a fútbol. No me he preocupado por ganar dinero u otras cuestiones; me he preocupado por jugar al fútbol y ya está», zanjó el capitán, sintiéndos­e un afortunado por haber llegado arriba sin haber sobresalid­o entre los muchachos de su generación»

HA DICHO

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