«Invertí catorce horas en pintar. Es un trabajo duro, pero muy agradecido»
No era la primera vez que Michelle Vela se enfrentaba a este singular lienzo. Igualmente, el desafío era importante: «Aunque ya participé el año anterior en esta misma iniciativa y había trabajado mucho en el boceto, cuando llegas al banco siempre te toca improvisar un poco. Tiene muchas curvas y es difícil encajar las formas y dibujos tal y como los habías imaginado previamente. Tardé unas catorce horas en pintarlo todo. Es un trabajo duro, pero muy agradecido», explica la joven artista.
El de Vela fue, además, un reto doble, pues a la dificultad de la curvatura y la forma del banco se añadió la de las figuras plasmadas en el mismo: las esculturas del artista aragonés Pablo Gargallo. «Escogí esta temática porque conocía su obra y me parecía muy interesante exponerla aquí. La gente reconoce sus esculturas más clásicas, como los dos caballos que flanquean su museo en la plaza de San Felipe; pero desconocen las más modernas, que requerían de un proceso de fabricación mucho más complejo».
Para lograr su objetivo, la artista recreó, con su propio estilo, algunas de esas esculturas, como la del David –que se puede observar en la parte central del banco–. Lo hizo jugando con la tridimensionalidad y apostando por tonos muy intensos. «Elegí colores muy vivos, para transmitir alegría a todo el que pasee por el parque», señala.
Aunque el proceso fue arduo, Vela no dudó en participar en esta propuesta un año más. «Me gusta mucho, me lo pasé muy bien pintándolo y, además, da mucha visibilidad a mi trabajo», comenta, al tiempo que se muestra muy satisfecha, pues reconoce que, mientras estaba pintando, muchos paseantes y curiosos se acercaron a contemplar su diseño, le preguntaron por la temática y le dieron la enhorabuena por el resultado.
No eran simples halagos pues, precisamente, este banco ha sido uno de los más aplaudidos por el público zaragozano.