Daniel Vela, visiones de la ciudad de Zaragoza
El Colegio Oficial de Arquitectos de Aragón exhibe en el patio del gótico de su sede al lado de la calle D. Jaime I –la antigua casa de los Torrero– una interesante exposición del arquitecto Daniel Vela, relativa a una cuarentena de dibujos arquitectónicos realizados a mano, de edificios, detalles y monumentos zaragozanos construidos a lo largo de la historia, quien aprovecha su saber y quehacer profesional para acercarnos a la contemplación de los mismos de forma individualizada y aislada respecto de los espacios urbanos a los que pertenecen.
Si bien esta muestra recoge una selección de los llevados a cabo en los últimos cuatro años, su pasión por el dibujo es innata, dándonos a conocer una primera serie relativa a torres de edificios, dibujadas y posteriormente acuareladas tras su colegiación corporativa a principio de los años noventa y que ha seguido su camino evolutivo hasta los trabajos que ahora contemplamos.
El grueso de la exposición, fuera de las obras de carácter artístico, se ajusta a los lenguajes gráficos de representación como sistemas de la geometría proyectiva, cuya formulación por el ingeniero francés, Gérard Desargues en el siglo XVII sirvió para posteriores desarrollos rigurosos y exactos como los del matemático, también francés, Gaspard Monge según expuso en su célebre ‘Geometría descriptiva’, publicada en 1795, consistente en la proyección ortogonal de cualquier objeto sobre dos planos perpendiculares entre sí –horizontal y vertical–, cuyo resultado práctico son las grafías técnicas que conocemos como planta y alzado, a través de las cuales representamos las tres dimensiones de su condición espacial en un soporte bidimensional como pueda ser una hoja de papel.
Este es el caso de los alzados de los edificios y monumentos históricos que han interesado a nuestro arquitecto para llevar a cabo la muestra y que ahora contemplamos. Acorde a su interés por conocerlos y documentarlos y a su pasión por el dibujo, lo que comenzó como una labor que pretendía descansar los ojos de la pantalla del ordenador y retomar el oxidado uso del lápiz, ha dado a lo largo del tiempo esta serie de láminas en las que se ha seguido en su realización el proceso inverso de lo que sería trasladar la idea del proyecto original al papel en sus proyecciones o elevaciones frontales.
En ellas, partiendo de la realidad, se llega a la configuración del objeto a representar siguiendo un proceso que podríamos llamar de reposición documental a través de datos históricos, tomas fotográficas, mediciones y sus restituciones correspondientes, elaborando una visión precisa tal y como pudieron haber sido concebidas por sus creadores, ya que en la mayoría de ejemplos, o se han perdido o no son fácilmente localizables.
Lápiz sobre papel
Llama especialmente la atención la técnica utilizada a la antigua usanza del empleo del lápiz sobre papel y su impecable ejecución, entendiéndose como una vuelta a los sistemas tradicionales de la representación arquitectónica frente a los recursos y herramientas digitales actuales en los que los alzados así delineados resultan muchas veces poco compresibles para el gran público.
Por el contrario, mediante este tipo de expresión a mano, a la que se añade otro sistema gráfico al uso como es la proyección de sombras que da un efecto volumétrico más acorde a la realidad, se vuelven más cercanos por su fácil comprensión e identificación, tanto para quienes habitamos en Zaragoza como para el visitante, que puede disponer de una información de gran utilidad y belleza.
El discurso expositivo se ha planteado agrupando los dibujos de acuerdo a su proximidad entre ellos, de lo que pueden resultar itinerarios ciudadanos siguiendo los elementos que se exhiben junto a los que iremos descubriendo otros muchos ejemplos y detalles de nuestro patrimonio más significativo y, a la vez podremos apreciar una visión distinta de los mismos en función de las distancias al objeto. A modo de ejemplos, la cúpula del Pilar desde el Coso se advierte prácticamente «en alzado», pero no la vemos en detalle como lo hace el dibujo; o tampoco es posible abarcar toda la fachada del palacio de La Aljafería como aquí queda representada.
En el mundo de la realidad virtual, de las infografías en tres dimensiones y de la información inmediata, el trabajo del arquitecto se desarrolla actualmente unido a un monitor de PC.
Esto no es en este caso. Se ha optado en la realización de estos 41 dibujos por el dibujo a mano según se viene diciendo y como idea que mejor se adapta al planteamiento de partida y resultado final de la muestra. Mediante la utilización de las herramientas del lápiz, el papel y la medida como desde siempre se ha hecho, y buscando la perfección, se plasma mediante unos ejemplos de nuestra ciudad, la realidad arquitectónica y monumental que nos rodea y, de paso, se deja constancia de ello en el tiempo.
Larga vida al papel y al lápiz.