Care Santos, Nueva York a vista de pájaro
El loco de los pájaros
Care Santos. Destino: Áncora & Delfin. Barcelona, 2023. 368 páginas.
Care Santos es una escritora tenaz que ha desplegado su carrera en la literatura juvenil y la de adultos con una peculiaridad que me llama la atención: sus novelas juveniles son muy adultas, con temas son fuertes y sin sacarina. En cambio algunas de sus novelas de adultos, como sucede de manera muy especial en ‘El loco de los pájaros’, tienen un inconfundible aire de fábula. Ojo al dato: fábula no quiere decir chapotear en almíbar como un melocotón. De hecho, las fábulas que más nos gustan siempre tienen algo de perversas. Y esta historia es exactamente así: la bella idea de llenar Nueva York de estorninos por parte de un señor encantador que acaba resultando catastrófica.
El protagonista es Eugene Schieffelin, un hombre adinerado en el Nueva York apacible de mediados del siglo XIX, cuando ni siquiera habían nacido los rascacielos. Lleva una vida acomodada, tal vez incluso insulsa. Al ser el hijo menor de una familia propietaria de una lucrativa industria farmacéutica, siempre ha quedado al margen de la sala de máquinas de los negocios familiares. Convierte sus paseos por los parques de Nueva York y la observación de los pájaros en su principal actividad. La calma chicha burguesa de los Schieffelin se rompe con la llegada como un tornado a la casa de la calle 14 con Broadway de un personaje muy potente de la época: la periodista Nellie Bly. Care Santos hace que su retrato de Nellie Bly nos absorba en su torbellino de curiosidad, agudeza y arrojo en una época en que se esperaba de las mujeres que fuesen estatuas de cera.
Schieffelin anda tristón tras la muerte de su hermana que tanto quería. Como un homenaje a ella, devota de Shakespeare, decide viajar a Reino Unido y traer a Nueva York ejemplares de uno de los pájaros que aparecen en sus obras, especialmente queridos por su hermana: los estorninos. Eugene Schieffelin existió en la realidad y tuvo la ocurrencia de introducir en Estados Unidos las aves que aleteaban en las páginas de Shakespeare (también introdujo el gorrión). Por razones que vale la pena leer en el libro, su romántica idea tuvo, años después, una malísima derivada.
En la novela es especialmente interesante ese narrador que a cada poco se gira hacia el lector y te va engolosinando con el relato como un contador de historias sentado en la butaca de un salón, con esa juguetona capacidad para que la historia sea ligera sin ser banal. A Nellie Bly la perdemos de vista en cierto momento y te das cuenta de que el gran personaje de esta historia es la propia ciudad de Nueva York, que se despliega en estas páginas como un origami.
Aprovechando que Care Santos es una escritora cercana, en kilómetros y en actitud, le pregunto qué tiene Nueva York que la cautiva: «Es un lugar que me hace feliz, y no sé si la felicidad es muy explicable. Comencé por visitar sus teatros, hace ya años porque soy muy espectadora teatral, y poco a poco fui ampliando el radio de mis intereses a librerías, bibliotecas singulares, museos y esas calles siempre atiborradas de gente por las que me gusta caminar durante horas. En una hamburguesería de la tercera avenida me pidieron matrimonio hace ya varias décadas… ¡y dije que sí!».
No me resisto a preguntarle si, visto lo visto, Eugene Schieffelin con su idea de desplegar estorninos en Nueva York, que trajo funestas consecuencias, ¿es un héroe o un villano?: «Es un señor que tuvo una hermosísima mala idea».