La FIMA abre sus puertas sin afecciones, pero rodeada del eco de las protestas
Un grupo de manifestantes realizó cortes intermitentes en los accesos mientras las organizaciones agrarias mostraron sus reivindicaciones en el interior del recinto ferial, que reúne a 1.237 expositores
ZARAGOZA. Había expectativa, y hasta cierto temor, ante la posibilidad de que los agricultores aragoneses llevaran sus movilizaciones espontáneas y no comunicadas ante las puertas del recinto ferial de la capital aragonesa, donde desde ayer y hasta el próximo sábado se celebra la Feria Internacional de Maquinaria Agrícola (FIMA), que reúne a 1.237 expositores de 35 países que ocupan más de 100.000 metros cuadrados repartidos en nueve pabellones. Y un gran despliegue de seguridad para garantizar el buen comienzo de la feria.
Pero, aunque se dejaron ver y oír, la protesta permitió que la inauguración del certamen comenzara con normalidad. Apenas algunas pequeñas retenciones y tráfico lento a primeras horas de la mañana, momento también en el que es habitual una mayor afluencia por la llegada tanto de expositores como de los primeros visitantes.
Allí, en el parquin de entrada, les aguardaba alrededor de un centenar de agricultores de la comarca de Calatayud que, ataviados con chalecos amarillos pero en esta ocasión sin tractores, hicieron visibles sus reivindicaciones con cortes intermitentes pactados con la Guardia Civil. Guardaron un minuto de silencio en memoria de los guardias civiles fallecidos al ser arrollados por una narcolancha en Barbate (Cádiz).
A la fluidez del tráfico y la normalidad en los accesos a la feria también contribuyeron la decisión de las organizaciones agrarias (UAGA, Asaja, Araga y UPA) de desconvocar el miércoles la «acción reivindicativa» que habían incluido en su calendario de movilizaciones. Un gesto de apoyo a la FIMA para «no perjudicar la mayor feria de España, un certamen dedicado al sector agropecuario que además se celebra en Zaragoza desde hace 60 años», habían justificado.
Unos y otros tuvieron ocasión, sin embargo, de trasladar sus demandas tanto al máximo responsable del Gobierno de Aragón como a la representante del Ministerio de Agricultura. De hecho, la primera parada del presidente aragonés, Jorge Azcón, nada más acceder al recinto ferial, fue el lugar en el que se encontraban una quincena de agricultores del grupo que protestaba en el exterior y que había acordado con los organizadores de la FIMA su presencia en la comitiva institucional que recorrió la exposición.
«No queremos entorpecer el desarrollo de la FIMA, pero sí dar visibilidad a nuestra protesta», señaló Alberto Pérez, que advirtió que los días de movilizaciones no pesan en los ánimos del sector. «El campo no rebla», insistió.
Conferencia de presidentes Ante ellos, el jefe del Ejecutivo aragonés, Jorge Azcón, manifestó su agradecimiento por las movilizaciones pacíficas y la responsabilidad que mostraron al «respetar la FIMA, un certamen muy importante para Aragón», y les trasladó su intención de buscar medidas para dar respuesta a sus reivindicaciones, que calificó de «totalmente justas».
Pero Azcón puso el foco en Madrid. «Las protestas tienen que ser escuchadas no solo por el consejero de Agricultura o el presidente de esta Comunidad y del resto de autonomías», señaló el jefe del Ejecutivo aragonés, que urgió a la necesidad de convocar una Conferencia de Presidentes. «El presidente de España y todos los de las comunidades autónomas, sin colores políticos, deberíamos de juntarnos para buscar soluciones urgentes, porque los problemas del campo, el exceso de burocracia con la nueva PAC, la competencia desleal que ejercen otros productos… merecen soluciones urgentes».