Heraldo de Aragón

Dejen ya de soñar

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Ya hay más sombras que luces en la racha de Velázquez. El Cartagena midió al Zaragoza, quien dejó clara su baja talla. Su pésimo partido lo definió. Se confirmó algo que ya se veía venir. No dan para más. Dejen de soñar. La plantilla no tiene el nivel que esperaban o acaso deseaban los que la formaron.

No pudieron con un equipo de la zona baja, que además estuvo mucho tiempo en inferiorid­ad numérica. Hablar de posible ascenso a estas horas más que ingenuo es ridículo. Hay que tocar suelo y evitar que el desastre de esta noche hunda a un grupo que tiene que esforzarse para llegar pronto a los 50 puntos que teóricamen­te aseguran la permanenci­a. En la primera ocasión en que el Cartagena llegó a puerta, centro y cabezazo de Poveda para abrir el marcador. Su déficit en el juego aéreo, mientras Jair calienta banquillo, y su pasividad defensiva volvió a matar al Zaragoza.

Después y hasta el descanso hubo una demostraci­ón de impotencia de los locales, que no generaron ninguna ocasión de gol. Estuvieron planos, previsible­s, estáticos, con unos centros laterales deplorable­s y sin presencia en el espacio de decisión. Tuvieron un golpe de fortuna en el minuto 44 cuando el árbitro dejó al visitante con diez. No lo aprovechar­on. Lo intentaron pero sin fruto. No dominaron ninguna de las áreas. Su acoso a la del Cartagena fue infructuos­o, sólo sirvió para empatar momentánea­mente en un barullo.

Julio Velázquez sacó a todo su potencial ofensivo, que nada resolvió y desordenó aún más a su equipo. Badía salvó dos goles y ya no pudo hacer más para evitar la derrota. Se puede dar la temporada por amortizada. Punto final.

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