Heraldo de Aragón

Netanyahu resiste la presión internacio­nal mientras Gaza se queda sin sanidad ni comida

Las condicione­s de los civiles se agravan tras confirmar la OMS que el asaltado hospital de Al Nasser ha dejado de funcionar

- MIGUEL PÉREZ

MADRID. Ni la propuesta del presidente de Estados Unidos, su apoyo internacio­nal de mayor relieve, ni la posibilida­d de mejorar su relación con los Estados árabes ni las críticas de las naciones reunidas este fin de semana en la Conferenci­a de Seguridad de Múnich han movido a Benjamin Netanyahu un solo centímetro de su posición. En coincidenc­ia con el final de este foro, el jefe del Gobierno logró ayer que el Consejo de Ministros de Israel aceptase su moción de rechazo a toda pretensión de la comunidad internacio­nal de «reconocer unilateral­mente un Estado palestino».

En una declaració­n de intencione­s, el primer ministro resituó a Israel en el centro de gravedad, advirtió, en clara referencia a la Casa Blanca, que no se verá presionado por cualquier «dictado» desde el exterior, y subrayó: «Si se quiere llegar a un acuerdo, se logrará únicamente mediante negociacio­nes directas entre las partes, sin condicione­s previas». Todo lo demás pondría en peligro un «futuro de paz».

La moción contó con un respaldo unánime del gabinete, incluso de los partidos más centristas. Benny Gantz, de Unidad Nacional, consideró que la victoria israelí necesitará de EE. UU. y otros países, como los árabes, pero no a costa de «acciones unilateral­es», sino de la voluntad de «ampliar el círculo de paz y formar un eje regional unido frente a Irán». El ministro de Energía, Eli Cohen, del Likud, añadió que la normalizac­ión con Arabia Saudí es importante, pero «si el precio de ampliar los acuerdos de paz es un estado palestino, entonces renunciaré a los acuerdos de paz», afirmó.

El primer ministro ha sido impermeabl­e, en las tres jornadas de la Conferenci­a de Múnich, a los llamamient­os a una solución urgente y a preservar la vida de los civiles. El mismo día de su apertura, Netanyahu ordenó a sus negociador­es que se retirasen de las conversaci­ones de El Cairo para un alto el fuego. Y ayer escenificó de nuevo su resistenci­a ante la presión internacio­nal mientras en la ciudad alemana el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, advertía de que «Cisjordani­a está en ebullición» y que «no habrá paz en Oriente Medio sin una perspectiv­a clara para el pueblo palestino». Una idea en la que abundó el ministro español de Exteriores, José Manuel Albares.

En el mismo foro, Qatar reconoció el sábado sus dificultad­es como mediador en busca de una tregua ante la obsesión de Israel por atacar Rafah, el único reducto de la Franja donde las tropas todavía no han entrado y en el que se hacinan 1,5 millones de palestinos huidos del resto de la Gaza derruida. Tampoco aquí hay esperanza. El ministro de Defensa, Yoav Gallant, anunció ayer que el Ejército daba por desmantela­dos batallones de Hamás en Khan Younis, donde se han registrado violentos enfrentami­entos, lo que significa en sus planes que únicamente queda en pie el bastión de Rafah, en la frontera con Egipto. De hecho, el ministerio calcula que la milicia islamista solo tiene operativos cuatro batallones en este enclave y otros dos en el centro de Gaza que actualment­e son perseguido­s por las tropas.

Fuerza «marginal»

«Hamás se queda con (fuerzas) marginales en los campos centrales y con la Brigada Rafah, y lo que se interpone entre ellos y un colapso total como sistema militar es una decisión de las Fuerzas de Defensa, señaló Gallant. Por si fuera insuficien­te, los servicios de Inteligenc­ia creen que todos los jefes terrorista­s que han sobrevivid­o a estos cuatro meses de ocupación han huido a Rafah, entre ellos Yahya Sinwar, máximo líder de Hamás en Gaza, que ha decidido aislarse incluso de sus regimiento­s desde hace casi tres semanas.

Las investigac­iones del espionaje israelí apuntan a que la cúpula de la organizaci­ón en el extranjero ha comenzado a buscar un nuevo comandante en jefe para la Franja que reemplace a Sinwar. «Hamás no confía en sus comandante­s, esto es algo muy notable. Su estación de Hamás-Gaza no responde, no hay nadie con quien hablar como líder en el terreno», se jactó Gallant, antes de precisar que «hay una licitación sobre quién administra­rá Gaza».

O lo que quede de ella. La Organizaci­ón Mundial de la Salud denunció ayer que el asaltado hospital de Al Nasser ha dejado de funcionar por completo después de tres días sin electricid­ad y de que los soldados detuvieran a 70 miembros del personal por presunto «terrorismo». Entre los arrestados figura el equipo médico de la UCI, responsabl­e de los enfermos y pacientes más graves. Siete de ellos han muerto al suspenders­e el suministro de oxígeno. Solo quedan 25 médicos y enfermeros para cientos de personas. Algunas imágenes muestran a gente cavando fosas alrededor del complejo.

Todo sucede cuando ya son 29.000 los fallecidos y casi 70.000 los heridos en esta guerra. Con Al Nasser han cerrado los dos mayores hospitales de La Franja, en cuya mitad norte solo quedan otros siete, pero reducidos a una asistencia mínima por falta de suministro­s. El Ministerio de Salud gazatí añadió ayer que se han agotado la harina, el arroz y los productos enlatados en la mayor parte del territorio. Su falta abre la puerta ahora mismo a una hambruna para 400.000 palestinos.

 ?? MOHAMMED ABED/AFP ?? Un refugiado palestino se cuelga de un cable junto a la frontera de Rafah con Egipto.
MOHAMMED ABED/AFP Un refugiado palestino se cuelga de un cable junto a la frontera de Rafah con Egipto.

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