Más de 350 recreadores ‘volverán’ a los Sitios de Zaragoza el 16 y 17 de marzo
El Parque del Tío Jorge, la plaza del Pilar, el Coso y la Aljafería, escenarios del campamento y de las principales batallas Participan asociaciones de seis países
ZARAGOZA. El Coso y la Aljafería de Zaragoza volverán a llenarse de olor a pólvora. La VI Recreación Histórica de los Sitios ya está en marcha y todo se ha organizado milimétricamente. Más de 350 recreadores pondrán en escena los días 16 y 17 de marzo de 2024 los principales hechos que se vivieron en la ciudad en 1808 y 1809. Se espera, como viene siendo ya tradicional, que más de 100.000 personas contemplen en algún momento las actividades previstas. «Es la mayor recreación de época napoleónica que se celebra en España y, aunque ha habido intentos de superarnos, nos mantenemos ahí», señalaba ayer Luis Sorando, organizador de la cita y presidente de la Asociación Napoleónica Española. Sorando es también presidente de Voluntarios de Aragón, el grupo de recreadores que evoca al batallón de Infantería Ligera, que se distinguió en la defensa de Zaragoza ante las tropas francesas.
La fórmula está consolidada y pocas novedades hay respecto a otros años, más allá de que este año Madrid quiere conmemorar por todo lo alto su 2 de mayo y ha organizado una gran recreación en la capital de España, lo que ha obligado a los organizadores aragoneses a redoblar sus esfuerzos para atraer a los grupos de recreadores. Al final, a la cita zaragozana acudirán 350, pertenecientes a una treintena de asociaciones procedentes de España y del resto de Europa (Francia, Malta, Italia, Irlanda y Portugal). El campamento museo se instalará el viernes en el parque del Tío Jorge. Allí el visitante podrá conocer cómo era en 1808 la vida de civiles y militares. A las tiendas habituales (puesto de mando, capilla...) se une este año una especial. «Viene un grupo francés especializado en tema médico, con un carro ambulancia y sus enfermeros, que nos mostrarán cómo era la atención sanitaria a heridos y soldados en la época», desvelaba Sorando.
El sábado se recreará, a partir de las 12.00, la salida de los zaragozanos en busca del general Palafox, que hará una proclama desde el balcón del palacio arzobispal. Los grupos realizarán su presentación en la plaza del Pilar. Por la tarde, a partir de las 19.00 tendrá lugar una de las batallas principales (CosoSan Miguel-calle de Alfonso I y plaza del Pilar), en lo que quiere ser la recreación del primer sitio de la ciudad. Momento destacado será el cañonazo de Agustina de Aragón. «Para los recreadores tiene un significado especial la proclama de Palafox de la mañana –señalaba Sorando–, pero aún más la batalla en el Coso porque es el sitio donde realmente se combatió. Históricamente se hizo de una acera a otra, pero obviamente nos hemos tomado la licencia de cambiar el sentido para que el público pueda contemplar todo mejor y en mayor número».
Cien kilos de pólvora se emplearán a lo largo de los dos días en la recreación, pólvora muy supervisada porque, como todos los años, las medidas de seguridad se han llevado al extremo. «Los caballos desaparecen cuando llega la batalla y ya hace tiempo que limitamos el número de cañones a dos, uno por bando, por razones de seguridad –destacaba Sorando–. Se cumplen escrupulosamente todos los requisitos de seguridad que marca la Guardia Civil para este tipo de recreaciones, y en muchos puntos vamos incluso más allá. Los cañones no son obviamente reales, y no hemos recreado el disparo de Agustina hasta encontrar una mujer joven con carnet de artillero».
El domingo 17 de marzo se podrá visitar también el campamento y, a las 12.00 del mediodía, en el palacio de la Aljafería, se recreará el segundo sitio. A las 13.30 todo habrá acabado. «Cada año se rinde homenaje a un país que tuvo combatientes en uno u otro bando –destacaba Sorando–, y este año lo hacemos con Irlanda». muy eficaz de adaptación porque permite introducir acontecimientos documentados y situaciones de ficción para conseguir un relato coherente y veracidad en la peripecia.
La sobriedad de la puesta en escena se ve sobresaltada por el uso de imágenes de escaso interés proyectadas por videomapping para aparentar preocuparse por la buena orientación del público. Ahora estamos en las estancias de una casa, después en el despacho de la autoridad, y de vez en cuando asoma un dibujo que nos advierte de la presencia de versos recitados.
La dirección olvida el nuevo rumbo de un Lorca que quería eliminar poesía, ritmo o literatura hasta crear un teatro situado en mitad de la calle, con un esce