No hubo reacción
Si Julio Velázquez vuelve a decir que su equipo mereció ganar, no le crean. El modesto Villarreal B fue mejor ayer. Con un gol marcado en los tres últimos partidos y con nueve salidas consecutivas sin vencer, el Zaragoza ha definido claramente cuál es su escenario: la tranquilidad de la zona de nadie. El punto no saca de pobre a ninguno de los dos contendientes. Para los blanquillos es un pasito hacía los cincuenta que, en teoría, aseguran la permanencia cuando nos adentramos en el último tercio de la liga.
En la primera parte no pasó nada. En relación con los dos encuentros anteriores la novedad fue que se llegó al descanso sin encajar gol. Ambos equipos ofrecieron un fútbol plano, sin ritmo, pausado, con muchos pases para llegar a ninguna parte. El Villarreal B se conformó con unas llegadas al principio sin peligro. Los visitantes tuvieron la posesión, el 63 por ciento, pero improductiva y en zonas que no hacían daño. Sólo se tradujo en dos remates: un cabezazo desviado de Iván Azón y un instante de gloria con un disparo de Maikel Mesa que el portero desvió a saque de esquina.
Quedaba la esperanza de que el segundo tiempo fuera mejor. No lo fue. El filial amarillo dispuso de cinco minutos de desorden absoluto de su rival para marcar. Zedadka y Badía salvaron dos goles. El punto hay que agradecérselo al portero que en los momentos de confusión sostuvo al equipo. Ante esta situación Velázquez empezó a hacer cambios que no mejoraron el rendimiento de los suyos quienes no hicieron ni un remate a puerta. Además les faltó contundencia defensiva y les sobraron imprecisiones. No dominan las áreas que es donde se deciden las victorias.