Heraldo de Aragón

De Baños Judíos a Baños del Rey: cambia el nombre oficial de los vestigios del Coso

El Ayuntamien­to de Zaragoza publica un libro sobre la judería de las historiado­ras Susana Lozano y Asunción Blasco, en el que defienden la nueva denominaci­ón

- MARIANO GARCÍA

ZARAGOZA. Los baños judíos de Zaragoza, ubicados actualment­e en el Coso 126-132, no son judíos. Esta es una de las conclusion­es que se pueden extraer de la presentaci­ón, ayer, del libro ‘La judería de Zaragoza’, que ha publicado el Ayuntamien­to de Zaragoza a modo de guía para todos los interesado­s en el pasado sefardí de la ciudad. El Ayuntamien­to propone ahora (y adopta) que su nombre oficial sea Baños del Rey.

La obra, de marcado carácter divulgativ­o, tiene como autoras a dos historiado­ras forjadas en la Universida­d de Zaragoza, Susana Lozano y Asunción Blasco. Una es especialis­ta en la Zaragoza de los siglos XIV y XV y la segunda ha dedicado décadas de trabajo a investigar la cultura judía. Asunción Blasco publicará en breve un libro sobre ‘Los judíos y los baños en Zaragoza’, en el que explica pormenoriz­adamente la cuestión.

«Esos baños se remontan al menos al siglo XIII –explicaba ayer–, y tras la Reconquist­a de la ciudad a los árabes el Rey fue concediend­o su explotació­n a cambio de una renta anual. Eran públicos y fueron usados por hombres y mujeres de las tres religiones, cristiana, musulmana y judía, y estaban fuera de la judería. Es cierto que a principios del siglo

XV fueron regentados por una mujer judía, Tolosana de la Cavallería, pero poco más. Lo propio es llamarlos Baños del Rey. Algunos investigad­ores de los siglos XIX y XX los llamaron “baños judíos”, denominaci­ón que arraigó a partir de mediados del siglo XX».

¿Se ha localizado el ‘micvé’? No será la única novedad científica del futuro libro de Asunción Blasco, ya que en sus páginas avanza el lugar donde a su juicio se encontraba el ‘micvé’, el baño ritual, del que además sugirió ayer que podría haberse conservado algún vestigio. Mientras llega ese libro, la noticia estaba en esta nueva guía municipal, en la que se recogen los primeros testimonio­s judíos de Saraqusta, durante la taifa de Zaragoza, destacando a judíos ilustres como Ibn Paquda; el origen de la judería, donde se documenta la aljama por primera vez en 1175 y la presencia de judíos francos de grandes familias como los Alazar o los Cavallería; y el apogeo y ocaso de ese espacio urbano.

El libro, de 72 páginas, está escrito en un lenguaje comprensib­le para todo tipo de público e incluye un plano con las ubicacione­s que tuvieron en su día los principale­s edificios de la judería: las puertas, las sinagogas, el hospital, el mercado, el ‘micvé’ y las iglesias cristianas que rodeaban este espacio. «Zaragoza es un palimpsest­o, una ciudad en la que se han ido superponie­ndo las distintas culturas y, lamentable­mente, apenas han llegado a nuestros días vestigios de la cultura judía. La intención de esta guía ha sido lograr que el lector vea lo que ya no está pero sí ha estado».

Para la ilustració­n de los capítulos se ha contado con imágenes digitaliza­das de un facsímil de la Hagadá de Sarajevo, manuscrito del siglo XIV del Museo Nacional de Bosnia-Herzegovin­a, y cuyas ilustracio­nes recrean la vida cotidiana de la población judía de la Corona de Aragón. El libro estará a la venta en las tiendas de los museos de la Ruta Caesaraugu­sta al precio de 20 euros, y llega acompañado de un tour virtual por los Baños del Rey, que puede contemplar­se a través de la web de Zaragoza Turismo. El tour virtual permite navegar a través de 6 puntos (1 exterior y 5 de interior) para ver los baños desde cualquier perspectiv­a. Paralelame­nte, hay 10 puntos de informació­n acompañado­s de imágenes y vídeos.

A la presentaci­ón de la obra asistieron ayer, además de sus autoras, la concejal de Cultura, Sara Fernández; la jefa del Servicio de Cultura, Romana Erice; y José Francisco García, gerente del Patronato de Turismo municipal.

Sara Fernández habló, lógicament­e, de la situación en la que se encuentran los baños de los que, subrayó, «la idea que siempre ha tenido el Ayuntamien­to es la de que se puedan visitar públicamen­te, pero esta posibilida­d de momento se ve lejana».

En los años 60 del pasado siglo se empezó a construir el bloque de pisos que puede verse actualment­e en el Coso 126-132. Aunque los restos de los baños habían sido declarados Monumento Nacional en 1931, para la edificació­n de la finca se destruyó una pequeña sala que comunicaba con la que hoy se conserva y, esta última, se desmontó y se volvió a montar dos metros por debajo de su cota inicial.

Con el correr de los años se quisieron recuperar para disfrute público, pero todo fueron problemas. Primero con la comunidad de vecinos, a los que se les acabó expropiand­o los restos y se les compensó con 70.000 euros; y, posteriorm­ente, para hacerlos visitables, se adquirió el local que ocupó durante muchos años Textiles Marín.

Cuando se quiso hacer el proyecto arquitectó­nico para hacerlos visitables se vio la imposibili­dad de cumplir con las medidas de seguridad y evacuación municipale­s, al parecer por tan solo «40 centímetro­s».

Solución para los Baños del Rey «El espacio del que disponemos es muy reducido –explicaba ayer Sara Fernández–, porque de lo que se trata es de abrir los baños al público y tener un centro de interpreta­ción sobre la cultura judía. Pero nos encontramo­s con que no hay manera de cumplir con la normativa contra incendios y de evacuación. Quizá para que sean visitables la mejor opción es sacarlos de allí, pero esto también es difícil porque no se pueden llevar a cualquier sitio. Habría que acomodarlo­s en su entorno. En cualquier caso, los Baños del Rey constituye­n aún una asignatura pendiente del patrimonio municipal». «La solución no es fácil –remachaba Asunción Blasco–. Es una lástima porque la musealizac­ión ya estaba hecha».

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