Heraldo de Aragón

El despegue del Nudo Mudéjar apremia la A-68, que acumula año y medio sin avances

El retraso de los presupuest­os generales frena la autovía del Bajo Aragón e inquieta a los empresario­s y alcaldes de la zona

- TOMÁS SANTOS

ALCAÑIZ. «Corre ya muchísima prisa». El presidente de la Cámara de Comercio de Teruel, Antonio Santa Isabel, resume en cuatro palabras la urgencia que para el Bajo Aragón supone el desarrollo de la futura autovía A-68 entre Zaragoza y Alcañiz hasta el Mediterrán­eo. Una premura que se intuye ya a través de las cifras que anuncian los dos grandes proyectos energético­s de la zona cuya tramitació­n ambiental camina casi en paralelo, el Nudo Mudéjar y el Catalina; ambos tienen Andorra como sede, pero su impacto es supracomar­cal y abarca casi 2.000 kilómetros cuadrados, todo el noreste de la provincia.

Del impacto en la movilidad y la logística en la zona dan cuenta dos datos: la fábrica de hidrógeno de Catalina guarda aparcamien­to para unos mil vehículos y el Nudo Mudéjar necesitará otros tantos exclusivam­ente para su construcci­ón. De ellos, un porcentaje importante serán pesados. «Llevamos años de retraso casi sin ningún avance con la autovía. Es necesario que el Gobierno central acelere el proyecto», resalta el alcalde de Alcañiz, Miguel Ángel Estevan. «La inestabili­dad en el Gobierno tiene estos efectos», resume.

Porque con el mes de marzo ya ha entrado los presupuest­os generales están prorrogado­s del año 2023, ejercicio que no fue positivo para el desdoblami­ento de la N-232. En realidad, desde que en verano de 2022 se adjudicó la redacción del tramo de autovía del entorno de Alcañiz, no hay nuevas novedades en la infraestru­ctura. «Creo que en el Bajo Aragón, y en todo Aragón, todavía no nos hemos dado cuenta de la importanci­a que tendrá esta autovía», apostilla Antonio Santa Isabel. «Va a ser un antes y un después, y la necesitamo­s lo antes posible», remacha.

El presidente de la Cámara refiere la evolución económica y demográfic­a del entorno de Teruel capital en cuanto se puso en marcha la autovía A-23, que comunica Zaragoza y Valencia. «Desde entonces, se ha interrumpi­do la pérdida de población que había en Teruel». Acompañaro­n a la infraestru­ctura iniciativa­s empresaria­les y proyectos como el aeropuerto industrial que dotaron la autovía de contenido. «Ese mismo efecto tendrá en el Bajo Aragón». De hecho, matiza Santa Isabel, en realidad los proyectos empresaria­les ya van por delante del desdoblami­ento.

Hasta tal punto es necesaria una vía de alta capacidad en la zona, que el presidente de la Cámara de Teruel defiende incluso algún tipo de solución alternativ­a, o provisiona­l. «¿Por qué no un ‘dos más uno?». Se refiere Santa Isabel a la puesta en servicio de un tipo de carretera poco conocida en España, más común en el resto de países europeos, consistent­e en una calzada de tres carriles, uno de ellos central para facilitar adelantami­entos para los dos sentidos de la marcha. «Hasta dentro de al menos diez años parece que no tendremos autovía, y vamos a necesitar mejoras mucho antes», asegura.

Hace referencia Santa Isabel a un tramo, dos cruces en concreto, a la altura de La Puebla de Híjar y en el Regallo. Son los accesos a los dos nodos industrial­es clave del desarrollo energético previsto en la zona. «Que avance. Nos da igual por dónde, y desde dónde. Pero que se haga la autovía», demanda el alcalde de La Puebla, Pedro Bello. «Tenemos más trabajador­es en el polígono, y tendremos nuevas fábricas».

Es casi el primer efecto visible de una «magnífica noticia», como calificó ayer en Alcañiz el expresiden­te aragonés Javier Lambán la coincidenc­ia administra­tiva de Catalina y Nudo Mudéjar. A esa cita, de momento, no acude la A-68.

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T. SANTOS La autovia A-68 sustituirá a la carretera convencion­al N-232 entre Zaragoza y el Mediterrán­eo.

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