Épico elogio a la amistad: ‘Avatar: la leyenda de Aang’
La lucha entre el bien y el mal vertebra una aventura plagada de efectos visuales
MADRID. El cómic es un caldo de cultivo excepcional hoy en el medio audiovisual. El manga, si nos centramos en el prolífico mercado asiático, extensible al anime. El auge entre las nuevas generaciones de las series de animación orientales, adaptaciones de las viñetas casi siempre, empuja a algunas plataformas de peso a poner en imagen real títulos populares de la animación. Un fenómeno incontestable como ‘One Piece’ arrasó en Netflix como ‘live action’, y ahora en el mismo catálogo, como cabía esperar, arrasa la versión en carne y hueso de ‘Avatar: la leyenda de Aang’, cuya materia prima vio la luz en Nickelodeon en 2005.
Tres temporadas, más de sesenta episodios y algunas producciones derivadas posteriores, entre ellas el intento del cineasta estadounidense de origen indio M. Night Shyamalan (‘El sexto sentido’) de convertir la historia en una película, ‘The Last Airbender’, aquí ‘Airbender: El último guerrero’. El filme recibió mil y un varapalos.
Aire, Agua, Tierra y Fuego son cuatro naciones enlazadas por el destino. Cuando la nación del Fuego declara la guerra a las demás, la destrucción se apodera de todo. Aparece en escena el Avatar, un niño de doce años de cráneo rapado capaz de manipular los cuatro elementos, el principio de una batalla sin cuartel que decidirá el futuro del mundo.
Acción, aventuras y fantasía desbocada es lo que propone esta ficción, un festival de peleas en las alturas, intercambio de mamporros, espadazos y flujos de energías letales. El bien y el mal de nuevo enfrentados en beneficio del entretenimiento.
‘Avatar: la leyenda de Aang’, la nueva adaptación a imagen real, es un elogio de la amistad en ocho capítulos que van de menos a más, a medida que conocemos los peculiares personajes que se unen al protagonista, un chaval inocente en cuyas manos está la salvación de sus semejantes.
La serie consiguió más de 20 millones de visualizaciones en su estreno, aunque en España no tardó en ser desbancada del primer puesto por, atención, la tercera temporada de un producto nacional, ‘Entrevías’.
Las críticas no han sido entusiastas, pero tampoco destructivas. Algo normal es estos productos de esparcimiento que no acaban de aprovechar los recursos del material original, condensado en menos metraje.