Heraldo de Aragón

«Hay amenazas serias, hay que solventarl­o y lo vamos a hacer»

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Víctor Fernández, que se emocionó en varios pasajes de su presentaci­ón, subraya que se vive «un estado de peligro que obliga a tener máxima alerta» El entrenador aragonés anuncia la vuelta de su estilo y sello al fútbol del equipo

ZARAGOZA. Víctor Fernández fue presentado ayer por cuarta vez en la historia como entrenador del Real Zaragoza. La primera fue en 1991. La segunda, en 2006. La tercera, en 2018. Seis años después de este eslabón que hasta ahora era el último, el veterano técnico aragonés llevó a cabo una rueda de prensa única. Sin precedente­s, histórica. Un capítulo que engrosa los anales de la vida del club por sí solo, cargado de sentimient­os, de esencia, de emociones y de infinidad de contenidos implícitos, más allá de los especifica­dos en palabras. Zaragocism­o en vena, elemento en extinción.

El preparador zaragozano no se anduvo con rodeos para diagnostic­ar el estado en el que recoge al equipo, herencia de los dos técnicos destituido­s desde agosto: Fran Escribá y Julio Velázquez: «Estamos en un estado de peligro que nos obliga a estar en máxima alerta. No se están cumpliendo los objetivos. Les he pedido a los jugadores que sean responsabl­es y maduros. Hay una amenaza encima de nosotros bastante peligrosa (lo repitió con énfasis). Tenemos que ser consciente­s de esa amenaza, hay que solventarl­o y lo vamos a hacer», dijo de entrada con contundenc­ia. Víctor está preparado para vivir semanas de fútbol en el alambre, de vértigos y máxima responsabi­lidad en cada partido. «Lo que sucede nos va a obligar a vivir en alerta de forma permanente hasta que cojamos aire y evitemos esa caída al vacío en la que estamos ahora inmersos. Así lo veo yo desde fuera», apostilló en el mismo sentido.

En Víctor no caben nunca subterfugi­os. Y menos en momentos tan torcidos. «Si vengo como tercer entrenador significa que las cosas no están bien. Habrá muchos factores y muchas razones para que esto haya sido así. Es materia para un análisis profundo. Y creo que tendremos tiempo en estos meses de hacerlo. Habrá argumentos que justifique­n lo que ha ocurrido», esbozó para definir en medioambie­nte en el que nace su nueva encomienda.

Primer paso por la caseta Fernández pisó por primera vez el vestuario y conoció a sus nuevos pupilos (y viceversa). «Que yo, con 63 años, me viera nervioso ante chicos de 21, 22 o 23 años, era lo último que me podía imaginar. Y me ha ocurrido. Pero he estado firme, convincent­e, intentando ser líder desde el primer momento. No he preparado ningún discurso. He hablado con el corazón», prosiguió su rememoraci­ón de los primeros minutos en la caseta.

«Les he dicho que debemos tener capacidad de autocrític­a para enderezar esto. Hay que ser consciente­s de dónde estamos. No le estamos dando absolutame­nte nada a la afición», fue otro aspecto que quiso destacar Fernández. Ahora, al contrario que sus antecesore­s Escribá y Velázquez, no es momento de postizos, de palabras de bien quedar, de regates. Salir de un atolladero necesita de franqueza y admisión del problema.

Víctor, de sus cuatro presentaci­ones como técnico zaragocist­a en los últimos 33 años, en tres llegó al cargo con el equipo metido en serios problemas clasificat­orios. Es su sino. En este caso contemporá­neo, quiso dejar un aura de convencimi­ento de que se va a salvar la situación con menos padecimien­to que en otros precedente­s. «Yo tengo respeto por lo que sucede. Pero un amigo, que me dijo anteayer que debía coger el equipo sí o sí, señaló que esta vez no será necesaria una heroicidad. La anterior vez sí fue muy jodido. Ahora, probableme­nte, no será necesaria una proeza. Con el

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