Heraldo de Aragón

La soledad de José Luis Ábalos en su estreno en el Grupo Mixto

- CRISTINA CÁNDIDO

MADRID. Ya fuera por el morbo de verle interactua­r con algún excompañer­o del Grupo Socialista o ver si cumplía la palabra dada de que su voto siempre estará alineado con el del Gobierno, lo cierto es que la presencia del repudiado José Luis Ábalos ayer en el pleno del Congreso no dejó a nadie indiferent­e. Dos semanas después del órdago que lanzó a su partido, cuando se negó a entregar su acta de diputado y que le llevó a recalar en el Grupo Mixto para defender su «honorabili­dad» tras el estallido del caso Koldo, el exministro de Fomento y Transporte­s se convirtió en el protagonis­ta inesperado de la sesión donde se aprobó la ley de amnistía pactada entre el PSOE, Junts y ERC.

Un Ábalos sonriente y con prisas se limitó a responder escuetamen­te que se encontraba «bien» de ánimo a las preguntas de los periodista­s que le intercepta­ron en el pasillo a su llegada al hemiciclo pasadas las 11.30 horas, con la sesión ya empezada y en medio de las votaciones del pleno ordinario que colgaba del martes. Su imagen de soledad en la penúltima fila del hemiciclo –en lo que comúnmente se conoce como el gallinero– escenificó la ruptura total del PSOE con el antiguo secretario de Organizaci­ón del partido por la trama de corrupción que investiga a su antiguo hombre de confianza, Koldo García, por la compravent­a de mascarilla­s durante la pandemia.

Contados saludos

Tras dirigirse a su nuevo escaño, el mismo que ocupará en las próximas sesiones y donde hasta ahora se sentaba el único diputado del BNG, Néstor Rego – que ahora se adelanta dos hileras más abajo, entre Podemos y ERC–, fueron contados los diputados que se acercaron a saludarle. Cristina Valido, de Coalición Canaria, o Enrique Santiago, de Sumar, entre otros.

El parlamenta­rio valenciano, que en la rueda de prensa que ofreció en el Congreso hace dos semanas aseguró que quería hacer del Grupo Mixto la trinchera desde la que defender su inocencia, no utilizó el turno de fijación de posturas que le correspond­e tras ser expulsado del Grupo Socialista.

Pero pese a optar por un perfil bajo, el propio Alberto Núñez Feijóo aludió desde la tribuna de oradores a su escaño vacío durante una parte del pleno. Fue al afear al portavoz del PSOE, Patxi López, su discurso, «tan bochornoso –enfatizó–que hasta el señor Ábalos ha abandonado el hemiciclo». De vuelta a su bancada unos minutos después y a sabiendas de que su apoyo para aprobar la ley de amnistía también era indispensa­ble, el exdirigent­e socialista cumplió el guion y respondió con un tímido «sí» a la votación por llamamient­o.

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Ó. CHAMORRO Ábalos llega a su nuevo escaño en el Grupo Mixto.

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