Heraldo de Aragón

La violencia vicaria, la forma más inhumana de ‘matar’ a una mujer

- DOMÉNICO CHIAPPE

MADRID. El año 2024 comenzó con un caso de violencia vicaria, aquella en que el padre utiliza a los hijos para hacer daño a la madre. El 6 de enero en Barcelona, dos hermanos, una niña de siete años y un niño de diez fueron asesinados por su padre, Francisco Berenguer, que no había sido nunca denunciado por violencia de género. Los niños se llamaban Xavi y Noa. El padre abrió la válvula de gas del piso donde estaba con sus hijos. Murieron los tres. Desde 2013, son 52 los menores asesinados por sus padres, según los datos oficiales del Ministerio de Igualdad, a los que se añadirán las dos pequeñas de Almería, cuando se confirme la causa de su muerte.

No hay año, desde que se lleva esta cuenta particular, que n ohaya ocurrido esta forma inhumana de destruir a una mujer. En 2021, 2018, 2017 o 2015 las víctimas anuales llegaron a siete infantes, con edades que van de menos de un año a los doce. Dos de cada tres tenía hasta cinco años y la proporción entre chicos y chicas es similar.

La mayoría no convivía la mayor parte del tiempo con el padre, aunque sí le veían por el régimen de visitas. Casi la mitad de los asesinatos suceden cuando los menores están solos con el padre (48%), en su casa.

Un 14% presentaba signos de maltrato, como quejas contra el padre, pero no hubo una intervenci­ón por parte de los servicios sociales en ningún caso, indica el estudio ‘Violencia vicaria: un golpe irreversib­le contra las madres’.

Las formas de matar a sus hijos varían. Estos hombres pueden lanzarlos al vacío, ahogarlos, asfixiarlo­s, quemarlos. Las formas más cruentas de morir se reflejan en esta espiral de odio máximo. Las víctimas suelen ser hijos del verdugo (82%), que está separado o divorciado de la madre (52%).

Los asesinos suelen tener entre 30 y 50 años, sin antecedent­es penales (26%, por lo general por violencia de género), según la investigac­ión de Observator­io Violencia, aunque en los años recientes la mitad de los criminales tenía una denuncia previa interpuest­a por la madre.

En un 75% de los casos la madre había solicitado medida preventiva­s, sin que se concediera en dos de cada tres, en 2021, con siete asesinatos de menores. En total, no existió ninguna medida de protección en el 70% de los sucesos y en el 20% se establecie­ron solamente para la madre. En ninguno de los casos estudiados se habían establecid­o medidas de protección para los hijos, indica la investigac­ión publicada en 2022.

Los niños, las víctimas absolutas de este crimen, se convierten de esta manera, además, en instrument­os para dañar a la madre, cuando la expareja no puede agredirla directamen­te.

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