Veinte muertos y decenas de detenidos en un nuevo asalto de Israel al hospital Al-Shifa
El Ejército lanza por cuarta vez un ataque al centro sanitario de Gaza tras detectar que los «terroristas» de Hamás se habían reagrupado dentro
ESTAMBUL. Israel volvió a golpear ayer el hospital Al-Shifa tras acusar a Hamás de intentar reagruparse en este centro de referencia sanitario de Gaza, que el Ejército ya ha asaltado en cuatro ocasiones desde el 5 de noviembre. Las fuerzas de seguridad israelíes indicaron a media tarde que «veinte terroristas» fueron eliminados en diversos enfrentamientos y «decenas de sospechosos quedaron detenidos».
La operación se lanzó durante la madrugada, «tras haber recibido información de Inteligencia concreta que exigía acción inmediata», en palabras del portavoz militar, Daniel Hagari. El principal objetivo fue Faiq Mabhouh, a quien el Ejército presentó como «comandante de Hamás encargado de la seguridad interna» en la Franja y le acusó de «esconderse en Al-Shifa para preparar actos terroristas».
La jornada fue muy larga en un complejo hospitalario que poco a poco había recuperado la normalidad y se había convertido de la Comisión Europa con el fin de reflexionar sobre el respeto a los derechos humanos de los palestinos y, en su caso, invalidar los acuerdos de colaboración entre la Unión y Tel Aviv.
El jefe de la diplomacia comunitaria, Josep Borrell, se dirigíó ayer al consejo de ministros de Exteriores de los Veintisiete para expresar su pesimismo y dijo que en la operación militar se
ra transmitir vía satélite. Testigos presenciales aseguraron que el arresto fue violento. Al Yazira exigió a los militares su inmediata liberación. Además, desde el Comité para la Protección de Periodistas condenaron la detención y apuntaron que «los ataques han vulnerado «muchos de los más importantes principios de la legislación humanitaria». «Gaza –prosiguió Borrell– era antes de la guerra la mayor prisión a cielo abierto. Ahora es el mayor cementerio a cielo abierto». Por su parte, Estados Unidos advirtió al Ejecutivo israelí que todavía no ha presentado un plan para la «evacuación segura» de los civiles de Rafah.
a vehículos y medios de comunicación parecen un intento deliberado de evitar que se documentara el asalto».
Hambruna, antes de mayo
La retirada de los soldados de Israel de las calles del norte de la
Franja devolvió una sensación de aparente normalidad dentro de la devastación absoluta provocada por los bombardeos. A diferencia del sur, allí apenas llega ayuda humanitaria y es donde los organismos humanitarios alertan del riesgo inminente de hambruna. Durante el fin de semana se consiguió que entraran varios camiones de ayuda de la Unrwa y el reparto se realizó en orden gracias a la presencia de fuerzas de seguridad locales que, según periodistas palestinos consultados, actuaban bajo el mando de Mabhouh, alto cargo de una Policía que no puede reaparecer en las calles porque Israel la vincula con Hamás. El grupo islamista emitió un comunicado para lamentar supérdida en el asalto a Al-Shifa.
La operación militar coincidió con la presentación de un informe respaldado por la ONU de la Clasificación Integrada de Fases de Seguridad Alimentaria (IPC) que mostró que el hambre ha alcanzado niveles «catastróficos» para 1,1 millones de personas en Gaza. El estudio recoge que de aquí a mayo se espera la declaración oficial de hambruna en la parte norte. El máximo responsable de la Unrwa, Philippe Lazarini, declaró que «la única manera de revertir la situación es abrir más cruces terrestres e inundar el enclave con alimentos». El secretario general de la ONU, António Guterres, hizo alusión al informe y lamentó que «éste es un desastre totalmente provocado por el hombre y el informe deja claro que se puede detener».
Israel no sólo no atendió las peticiones de Lazarini, sino que ni siquiera le permitió visitar Gaza. El responsable denunció que le impidieron el acceso desde Rafah pese a que la «Unrwa tiene, con diferencia, la mayor presencia entre todas las organizaciones humanitarias en Gaza. Se suponía que mi visita coordinaría y mejoraría la respuesta humanitaria.Esta hambruna es una mancha para la humanidad».
Israel negó esta información, pero Lazarini se quedó sin poder cruzar. Los israelíes mantienen un pulso con la agencia de la ONU para los refugiados palestinos tras descubrir que al menos una docena de sus trabajadores participaron en el ataque del 7 de octubre contras los kibutz vecinos a la Franja. En ese atentado 1.200 israelíes murieron y más de 200 fueron capturados por Hamás y otras facciones palestinas.