Nativel Preciado: «Es peligrosa la falta de entendimiento y tolerancia que muestran los políticos»
La periodista, escritora y cronista política madrileña presentó ayer en Zaragoza su última novela, ‘Palabras para Olivia’
ZARAGOZA. La periodista y escritora madrileña Nativel Preciado presentó ayer en Zaragoza su última novela, ‘Palabras para Olivia’ (Espasa/Planeta de Libros), una trama que mete en el matraz gotas de misterio, choque generacional (y la complejidad de las relaciones humanas), la figura del ‘negro’ o escritor en la sombra y algunos retazos íntimos de la llamada España vacía.
Abrazando el libro, dedicado póstumamente al hermano de la escritora, una elogiosa faja con frase de Manuel Vicent anima a su lectura. El escritor califica la obra de Preciado como «literatura de primera calidad, llena de paisajes, venganzas y música», un repaso revelador que Preciado opta por rebajar educadamente. «Me halaga mucho, como también lo hacen las palabras que le han dedicado Llamazares o Rosa Montero, tres escritores a quienes leo por devoción, pero soy escéptica con estas cosas hasta que no llega el respaldo de los lectores».
En ‘Palabras para Olivia’ hay pasajes cotidianos, relato académico, psicodelia y metaliteratura; la narración, de hecho, se asienta sobre la figura del mentado ‘negro’ literario. «El ‘negro’ tiene una historia muy larga y relevante. Muchos escritores notables han ejercicio de ‘negros’ y, a su vez, ha habido muchas novelas y películas sobre ellos. No me ha resultado difícil dibujar a Teo del Valle, conozco a muchos como él».
Preciado recalca: «Tengo compañeros que han escrito para personajes populares; en el libro hay referencia a unos cuantos, y quizá el más famoso sea Paul Auster, que acaba de sacar libro y ejerció de ‘negro’ antes de triunfar. Me gusta la idea de que la protagonista de mi novela recurriese a esa figura en una crisis creativa».
A Nativel Preciado le apasiona escribir, y se nota. «También sufro: hay de todo. Escribiendo esta novela me he emocionado, he escrito con cierto dolor recordando momentos duros y también me he divertido: con el diálogo intergeneracional entre Olivia, la protagonista, y el joven Teo, por ejemplo, además de disfrutar con las intervenciones de Aitana, una impertinente muy intensa. Está Paulino, el clímax de la España despoblada, que encarna el misterio y la intriga, y no hay que olvidar al locutor como personaje en ausencia pero fundamental en la novela, porque cuenta cosas que los otros no pueden relatar».
Minuciosa preparación
La escritora apunta que «el momento del fogonazo, en el que decides escribir una novela, es algo luminoso. Lo ves todo claro: la imaginación y la documentación van ampliando luego el panorama, vas perfilando los personajes... Lo duro y difícil es la pantalla en blanco, empezar. Poner la palabra ‘fin’ es el mejor momento».
Nativel Preciado sigue una rutina minuciosa en la preparación de cada escrito. «Programo todo, creo saber lo que voy a escribir de principio a fin, desmenuzo cada capítulo, preparo diálogos… y cuando comienzo se me desbarata casi todo, porque pensar es muy fácil, pero construir es otro cantar, y hay que dejar reposar la novela, porque madura con el tiempo. Saber transmitir cosas, hacerlo desde la ilusión de que otros se emocionen como tú, es más difícil de lo que parece».
Para Zaragoza y Aragón solo tiene buenas palabras. «Recuerdo mucho a Labordeta y otros cantautores, con quienes compartí grandes momentos en esta ciudad, y a mi amigo Luis Alegre, que me hace menos caso –ríe– desde que está siempre en Hollywood. Además, tuve familia en Calatayud y recorrí muchos lugares de Aragón con un director de cine al que quise mucho, Jordi Grau, en el transcurso del cual visité a las hermanas de Buñuel en su casa».
Preciado representa la figura de la cronista política por excelencia en los últimos años de la dictadura franquista, la transición española y los años de la consolidación democrática. A día de hoy, el ruido de sables que brota de lugares como el Congreso le incomoda hasta el punto de mantenerse alejada del que fue su entorno natural como profesional. «Siempre ha habido ruido, pero no tanto sectarismo y odio. La situación se les va de las manos, es preocupante».
«Los que estamos en ese agujero negro llamado Madrid soportamos la vida política con más intensidad, sumergidos en toda la porquería que hay en este entorno. Voy poco por el Congreso: de hecho, escribo literatura para huir de la situación que estamos viviendo, pero sé que los contrincantes políticos ya no comparten cafés, copas o abrazos, al menos entre determinados personajes. Es peligrosa la falta de entendimiento y tolerancia que muestran los políticos, porque se transmite a la sociedad y está calando en ella».