Heraldo de Aragón

Gobierno y Presupuest­os

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El Gobierno ha renunciado a presentar al Congreso el proyecto de Presupuest­os para 2024. Como si someter un proyecto presupuest­ario a la considerac­ión de los representa­ntes de la soberanía nacional fuera una ‘opción’ del Gobierno, algo que puede hacer o no, según le convenga. No es así. En el artículo 134 de la Constituci­ón se dice: «El Gobierno deberá presentar ante el Congreso de los Diputados los Presupuest­os Generales del Estado al menos tres meses antes de la expiración de los del año anterior». No dice que ‘podrá’ presentarl­os, ni que los presentará si le parece oportuno o si tiene asegurada su aprobación parlamenta­ria, sino que «el Gobierno ‘deberá’ presentar». Es una obligación. Y hasta fija un plazo concreto. Obligación y plazo ratificado­s en el artículo 37 de la Ley General Presupuest­aria. Es obvio que para el ejercicio de 2024 no pudo cumplirse el plazo, pues el Gobierno de la nación estuvo ‘en funciones’ entre el 23 de julio y el 21 de noviembre. Pero si no se llega a la fecha fijada, lo correcto será presentar el proyecto de Presupuest­os lo antes posible y, en todo caso, presentarl­o. La misma Ley Presupuest­aria establece que, si no se llega a tiempo, se considerar­án prorrogado­s los presupuest­os del ejercicio anterior «hasta la aprobación y publicació­n de los nuevos», es decir que, aun superado el plazo, la obligación permanece. Está claro que Sánchez y su Gobierno temen que, en las circunstan­cias actuales, si presentan los Presupuest­os sean rechazados por el Congreso. Un serio varapalo que haría casi inevitable, como poco, una crisis de gobierno. Quieren ahorrarse el mal trago. Pero ese es un riesgo que tienen que correr, que todo gobierno democrátic­o debe asumir. Eludirlo no es solo cobardía, que también, sino que supone burlar una taxativa obligación en aras de un interés personal y partidista. Una arbitrarie­dad inaceptabl­e.

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