Taiwán trata de rescatar a 700 personas atrapadas tras el terremoto
MADRID. Taiwán trata de recuperar la normalidad tras el terremoto de 7,2 grados que el miércoles se cobró la vida de una decena de personas en la isla. Pero volver a la rutina no será fácil, ni sobre todo rápido, con casi 700 ciudadanos aún atrapados en diferentes puntos de un país que hacía un cuarto de siglo que no se enfrentaba a un seísmo tan potente.
La mayoría se encuentra en el área recreativa de Tianxiang, muy frecuentada por su ubicación dentro del parque nacional Taroko, cuyos accesos por carretera están cerrados debido a la presencia de rocas sobre el asfalto. Las mismas piedras de enorme tamaño que causaron varios de los fallecidos al aplastar sus automóviles en pleno viaje. Ayer todavía se registraba un desprendimiento cada diez minutos. Y el fuerte viento y las lluvias no ayudaban a las operaciones de rescate en esta zona montañosa.
Los daños por el terremoto, que se produjo un par de minutos antes de las ocho de la mañana con miles de personas de camino al trabajo y a los centros educativos, se extienden por toda la isla, donde los heridos pasan del millar. Lo peor está en el condado de Hualien, epicentro del seísmo en la costa este, con casi un centenar de edificios afectados –varios ya han sido demolidos– y 10.000 hogares sin agua más de 24 horas después de la sacudida.
La cifra de fallecidos apenas se ha movido desde el recuento inicial. No obstante, las autoridades temen que el balance empeore pues hay 38 personas en paradero desconocido y nadie ha podido contactar con ellas desde el seísmo. Mientras, el hallazgo de heridos no cesa. El Gobierno de Taipei ha destinado 300 millones de dólares taiwaneses (8,64 millones de euros al cambio) a las tareas de rescate y de reconstrucción, aunque el seísmo ha desatado también una ola de solidaridad entre particulares.