El consenso social es clave para recuperar su presencia
HUESCA. El debate organizado el pasado 22 de marzo en Huesca por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) sobre la reintroducción del lince ibérico en Aragón, colofón a unas jornadas que se desarrollaron a lo largo del mes, demostró que es fundamental alcanzar un amplio consenso social entre administración, cazadores, científicos, ecologistas, agricultores y hasta propietarios de las fincas.
El lince estuvo presente en Aragón hasta los años 80, desapareció y ahora el Gobierno autonómico ha abierto un proceso participativo para devolverlo a la sierra de Alcubierre y la cuenca del río Huerva.
Juan Herrero, profesor del campus oscense de la Universidad de Zaragoza, uno de los coordinadores de las jornadas, cree que Aragón reúne las condiciones adecuadas por su elevada densidad de conejos, la presencia de espacios de la Red Natura o la baja incidencia de enfermedades que afectan a carnívoros silvestres.
La UIMP celebró el citado debate en el Centro Ibercaja del Palacio Villahermosa, donde reunió a representantes del Gobierno de Aragón, del sector agrario, de ayuntamientos, de los cazadores, de la parte científica y de las asociaciones ecologistas.
Manuel Alcántara, jefe del servicio de Biodiversidad de la DGA, habló de la «oportunidad» de participar en un proyecto «exitoso y puntero de recuperación».
Por su parte, el alcalde de Farlete, Héctor Azara, en nombre de las entidades locales, coincidió en que es una buena ocasión. «Creo en este proyecto. Tenemos pocas más oportunidades», indicó, y también mencionó la plaga de conejos, que se le comieron «el cien por cien de lo sembrado. Muchos días no tenemos internet, no tenemos cobertura, el médico solo pasa consulta algunas jornadas. ¿Quién va a venir a vivir?. El lince es una oportunidad, también una amenaza. Hagamos un Dafo (estudio de debilidades y fortalezas)», dijo.
Ricardo García González, del Instituto Pirenaico de Ecología, recordó que fueron las Cortes quienes hicieron un mandato para empezar los estudios. En su opinión, «hay unas buenas condiciones y una actitud favorable», pero es fundamental contar con las poblaciones «porque si no está condenado al fracaso».
Los ecologistas también apoyan la reintroducción porque, como señaló Juan Antonio Gil, de la Fundación del Quebrantahuesos, aportará biodiversidad al territorio.
Más recelos mostraron Miguel Ángel Girón, presidente de la Federación Aragonesa de Caza, y José María Alcubierre, de UAGA. El primero fue muy claro: «adelante», pero «si no afecta a la caza» y «siempre que no haya restricciones». Y el representante de agricultores y ganaderos puso como condición el acuerdo social de los sitios de suelta, «y los agricultores y ganaderos somos los que más los vamos a sufrir».
Alcubierre mencionó los daños que ha supuesto la presencia del oso y el lobo y pidió «una reflexión colectiva» sobre medidas que a su juicio se adoptan con una visión urbana «para lavar conciencias».
«Estoy a favor del lince, no puedo estar en contra», pero puso reparos cuando coarte otras actividades o se aprueben normativas restrictivas que limiten la caza por la plaga de conejos en áreas donde esté criando el animal salvaje.
El responsable de Biodiversidad de la DGA concluyó que la valoración final será «política», «porque no se puede reintroducir una especie contra la opinión ciudadana». Y citó el caso del oso, un plan exitoso técnicamente, pero «un fracaso» desde el punto de vista social.
No se hará, dijo el director general de Medio Natural, Alfonso Calvo, que también intervino desde el público, «si alguien tiene que sufrirlo».