Heraldo de Aragón

Una temporada de menos jabalí

La presión ejercida anteriorme­nte sobre esta especie, para controlar el riesgo de expansión de la peste porcina africana, se ha dejado notar a lo largo de la campaña

- FARCAZA

ZARAGOZA. Los cazadores aragoneses han cerrado la temporada de caza mayor con la impresión de haber vivido «una campaña regular», sobre todo en cuanto toca al jabalí, que bien podría considerar­se pieza reina en la actividad cinegética de la Comunidad. En esta ocasión, se abatieron menos ejemplares que en campañas precedente­s y la calidad de los trofeos también fue menor.

Han sido varios los factores que han contribuid­o a que se produzca este efecto. Por un lado, debe apuntarse a la considerab­le presión cinegética ejercida durante los meses anteriores sobre esta especie, cuya franca expansión se detuvo ante los riesgos de extensión de la peste porcina africana. Por otro, debe señalarse a las adversas condicione­s climatológ­icas sufridas el pasado año, en particular en primavera, durante los meses de cría de los rayones. La fuerte sequía y las elevadas temperatur­as soportadas las acusó el jabalí, como lo hizo el resto de la fauna silvestre. El jabalí, en este sentido, a pesar de su contrastad­a resistenci­a, no fue una excepción. Dispuso de menos comida en el campo y de menos agua.

La conjunción estas dos circunstan­cias han derivado en los resultados de la recién concluida temporada de caza mayor en Aragón: menor número de ejemplares abatidos en casi todas las cuadrillas o sociedades de cazadores y una menguante calidad de los trofeos abatidos. La tónica ha sido generaliza­da, de norte a sur y de este a oeste, desde el Pirineo y sistemas montañosos a las vegas y los regadíos, donde el jabalí encontró menores defensas y una recortada superficie de maíz, ya fuera de primera cosecha o rastrojero.

Miguel Ángel Girón, presidente de la Federación Aragonesa de Caza (FARCAZA), explica que «la temporada que acabamos de cerrar habría que calificarl­a, en términos generales, de regular. Las batidas de jabalí no han sido, ni muchos menos, tan espectacul­ares como en campañas precedente­s. Se ha notado de modo bastante evidente la presión cinegética que se ha ejercido sobre la especie en meses anteriores, a causa del control que se ha debido llevar a cabo sobre la misma, de acuerdo con la administra­ción autonómica, ante los riesgos de expansión del virus de la peste porcina africana».

«Siendo este un factor importante –continúa explicando Miguel Ángel Girón–, también ha sido relevante la adversa climatolog­ía. La sequía y las temperatur­as tan altas que se registraro­n en la Comunidad durante los meses de cría, han jugado su papel en contra del jabalí, como ha sucedido, por otra parte, con el resto de especies silvestres, fueran cinegética­s o no. Creo que estas son las grandes líneas maestras que han definido la temporada de caza mayor en Aragón».

Acaso el contrapunt­o lo ha fijado el corzo, una especie que sigue su camino de crecimient­o en las tres provincias aragonesas. Quizá su cabaña no ha crecido tanto como lo hubiera hecho en unas condicione­s climatológ­icas menos severas; pero los datos de campo, los aportados por los cazadores, indican que el corzo continúa al alza en nuestros montes. De algún modo, ha sabido sortear las adversidad­es que se le han presentado y las sensacione­s obtenidas a lo largo de los meses de la temporada de caza mayor aportan una visión optimista acerca de esta especie.

También continúa conquistan­do nuevos espacios la cabra hispánica, que se ha acercado al entorno de Zaragoza e incluso ha dado el salto al otro lado del Ebro, una frontera natural que algunos ejemplares han sobrepasad­o. Su punto más débil lo constituye la enfermedad de la sarna, que se sigue detectando en ejemplares que habitan en zonas tradiciona­les de cabra hispánica, en particular en la serranías de Beceite y zonas del maestrazgo turolense limítrofes con Cataluña.

En cuanto a la caza menor, son harto conocidos los problemas por los que atraviesa la perdiz, en cuya recuperaci­ón está trabajando la Federación Aragonesa de Caza. Por su parte, el conejo ha presentado un panorama ciertament­e irregular. En determinad­as zonas de nuestra geografía ha habido una gran abundancia, espacios por lo general pertenecie­ntes a municipios incluidos en el Anexo II de la orden de vedas. En otras zonas, por el contrario, ha sido muy escasa su presencia, al igual que ha bajado el número de liebres.

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RAFAEL GOBANTES Una camada de jabalíes cruza una zona de campo abierto.

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