Heraldo de Aragón

Nueve migrantes muertos en un nuevo naufragio en el Mediterrán­eo central

Una embarcació­n cargada con 46 subsaharia­nos que había zarpado desde Túnez se hundió a 30 millas al sureste de la isla italiana de Lampedusa

- DARÍO MENOR

ROMA. Nueve personas, entre ellas una niña de unos 4 años, falleciero­n en el naufragio de una embarcació­n a unas treinta millas al sureste de la isla italiana de Lampedusa, en aguas donde los rescates están bajo la responsabi­lidad de Malta, que solicitó la ayuda de las autoridade­s de Roma. Según el relato ofrecido por los 22 supervivie­ntes, que fueron socorridos en la tarde del miércoles por la Guardia Costera, habría quince personas, entre ellas tres menores, desapareci­das tras el hundimient­o del barco, que había zarpado el pasado domingo con 46 migrantes a bordo desde el puerto de Sfax, en Túnez. Provenían de Guinea, Burkina Faso, Malí y Costa de Marfil.

El naufragio habría estado provocado por el mal estado de la mar, con olas de hasta dos metros y medio de altura que hicieron que la nave volcara, hundiéndos­e poco después. La difícil meteorolog­ía complicó igualmente las tareas de rescate. Los equipos de salvamento aseguraron que, además de una patrullera, también fue necesario desplazar un avión para intentar localizar durante toda la noche a los desapareci­dos.

Todos los migrantes socorridos por los tripulante­s de una patrullera de la Guardia Costera italiana fueron trasladado­s a la isla de Lampedusa. Estaban conmociona­dos por el trauma sufrido y ateridos, por lo que se les evacuó a un ambulatori­o médico, donde se produjo el fallecimie­nto de la novena víctima. Se trataba de un joven marfileño que tenía entre 18 y 20 años. «Llegó con hipotermia y sufrió un paro cardíaco, también por ingestión de agua», explicó el médico Francesco D’Arca, jefe del centro sanitario.

Seis de los rescatados tuvieron asimismo que permanecer bajo vigilancia sanitaria, mientras que el resto de ellos fueron llevados al punto de acogida para extranjero­s de esta pequeña isla ubicada en el centro del Mediterrán­eo, donde esperan a ser reubicados en diferentes puntos del país junto a otros dos centenares de migrantes. «Sus condicione­s –añadió D’Arca– han mejorado. No será necesario trasladarl­os a los hospitales de Palermo o Agrigento y obtendrán el parte de alta en las próximas horas». Cuando llegaron al complejo sanitario en estado de shock siguieron repitiendo a los médicos que «el barco se hundió», sin añadir más detalles ni informar si viajaban en compañía de familiares o amigos.

Con este último naufragio en el Mediterrán­eo central, que se produjo el mismo día que otro hundimient­o, en este caso en aguas de Grecia y donde perdieron la vida tres niñas, se eleva a 476 el balance de víctimas mortales en el Mare Nostrum en lo que llevamos de año.

La ruta más peligrosa

La ruta más peligrosa es la del canal de Sicilia, donde la cifra de fallecidos roza ya los 400, confirmánd­ose como una de las más letales del mundo. «Mientras en Europa se discutía sobre protección de las fronteras, niños, mujeres y hombres perdían la vida en la esperanza de construirs­e un futuro de paz, lejos de los conflictos, las persecucio­nes, el hambre, la violencia, los matrimonio­s forzados y la pobreza extrema», señaló Giorgia D’Errico, directora de Relaciones Institucio­nales de Save the Children en Italia.

Esta ONG cuenta con un servicio de asistencia para los menores de edad en Lampedusa. D’Errico exigió además la creación de un sistema «coordinado de búsqueda y socorro» en el Mediterrán­eo para evitar que sigan perdiendo la vida los migrantes que tratan de llegar a Europa.

En lo que llevamos de año, han desembarca­do en Italia a través del mar 16.091 migrantes, la mitad que en el mismo período de 2023, aunque el doble que en ese trimestre de 2022.

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