La centenaria fonda de Calaceite con la mejor receta ‘moderna’
La receta del Mejor Ternasco Asado no tradicional se elabora en Calaceite, en la centenaria Fonda Alcalá. «Somos la cuarta generación, lo fundaron mis bisabuelos hace 102 años», cuenta Ignacio Alcalá, quien regenta el establecimiento junto a su hermano Miguel. Respectivamente, son el jefe de cocina y de sala de este restaurante.
En todo este tiempo se han convertido en un referente de la cocina del Matarraña, entre la que destaca el Ternasco de Aragón. «Vendemos mucho», aprecia Ángel Llop, su cocinero. «Más de una tonelada al año para elaborarlo de la forma tradicional», matiza Ignacio. Es el asado que preparaba su abuela los domingos. A pesar de que esa fórmula «de siempre» sea un emblema, en el certamen ganaron con una terrina de Ternasco de Aragón, con membrillo, queso La Val y puré de boniato. Además de ‘niñoyaki’ de sus interiores y salsa brava. «Ha sido una forma de divertirnos», ríen Alcalá y Llop.
Reciben este premio con especial ilusión. «Para nosotros supone un gran honor, pone en valor el trabajo que hacemos día a día... alegra cuando algo sale bien», celebra el personal de Fonda Alcalá. Es la segunda vez que se presentaban al concurso, en esta ocasión en ambas categorías.
La filosofía de este restaurante es una cocina tradicional, heredada de las anteriores generaciones, pero elaborada con una personalidad propia y con productos de la tierra. «Estamos haciendo un cambio generacional y actualizamos a los tiempos una cocina de siempre», agrega Alcalá. «Tenemos una carta un poco más creativa, pero siempre desde la línea de restaurante, donde se puede encontrar una perdiz guisada o unas judías con sardinas que ya hacían mis abuelos», explica Alcalá. Así, un niño se puede comer «los mejores macarrones de su vida», un señor mayor ese plato tradicional y los más atrevidos recetas que sorprenden.
Fonda Alcalá se puede considerar como un atractivo más de Calaceite. «Creo que hay muchísima calidad culinaria, tanto en las ciudades como en las zonas rurales, de hecho, muchos urbanitas hacen escapadas los fines de semana para comer igual o mejor que en la ciudad», concluyen.