Heraldo de Aragón

El Ayuntamien­to licitará el ‘spa’ de Ranillas, pero no tendrá por qué ser un centro termal

El uso prioritari­o sería deportivo, pero el Consistori­o no descarta otras opciones

- MÓNICA FUENTES RUIZ

ZARAGOZA. Al cruzar la puerta del centro termal, es como si el tiempo se hubiera congelado. El ‘spa’, una de las malogradas joyas de la Expo 2008, lleva más de dos años cerrado. Un par de toallas marrones cubren dos de las camillas en la zona de tratamient­o y aún quedan juguetes en la ludoteca. La sala de cardio y de ‘spinning’, con máquinas que en su días fueron punteras, parecen estar listas para una clase a la que nadie acudirá. Pasará un año antes de que el recinto reabra sus puertas.

La electricid­ad volverá al edificio antes del 13 de mayo. Y aunque no lo parezca, es un gran triunfo. Cuando se conecte se podrán comprobar los daños en la instalació­n y se volverán a activar las bombas de achique de agua que impiden que parte del edificio, situado bajo el nivel freático, se inunde; otra vez. Más de dos años ha permanecid­o el parquin, de 70 plazas, anegado por agua que casi superó un metro de altura.

Nunca respondió el centro termal a las altas expectativ­as que se dibujaron para él en la época de la Expo, cuando se soñaba a lo grande. El estudio de viabilidad de Expoagua, la sociedad estatal que gestionó la muestra internacio­nal, pronostica­ba que el balneario alcanzaría los 61.000 clientes en el tercer año de explotació­n, con una facturació­n de 11 millones y 30 años de concesión. Con 9.250 metros cuadrados, y junto a un campo de golf de 9 hoyos y un club social, iba tener un circuito de baños, con piscinas de chorros, baños turcos, saunas y duchas, un gimnasio con 52 aparatos y salas para yoga y pilates y una zona termal, con cabinas para algas, lodos y masajes. Pero llegó la crisis y el cántaro de la lechera se rompió.

Dos empresas han gestionado en el centro termal y las dos con un pésimo resultado. En noviembre del año pasado, el juzgado de lo Mercantil autorizó la anulación del contrato con la empresa Cublan

Inversione­s y ‘spa’ del Parque del Agua Luis Buñuel revertió en el Ayuntamien­to. Cuando el centro termal cerró sus puertas a inicios de 2022, se declaró en concurso de acreedores y dejó a deber al Consistori­o 1,85 millones de euros.

El Ayuntamien­to es ahora dueño del edificio y lo licitará a finales de 2024 o inicios de 2025. Pero con una diferencia: tras los últimos fiascos, no tendrán la obligación de incorporar un centro termal. Lo confirma el concejal de Presidenci­a, Ángel Lorén, que argumenta que los hábitos de los zaragozano­s han cambiado y que un ‘spa’ implica un uso de energía intensivo. «Queremos que sea una infraestru­ctura de ciudad, que podría versar sobre el deporte, que es uno de los motores de crecimient­o que plantea la alcaldesa,

Natalia Chueca. Pero no tiene por qué ser un ‘spa’», detalla.

Un centro termal necesita como materia prima energía y agua, preciados recursos que, con un uso intensivo, salen caros. Los meses que el parquin permaneció inundado han podido dañar, no se sabe cuánto, los generadore­s eléctricos del ‘spa’ y las bombas que protegen la instalació­n del Ebro.

Frenar el deterioro

Tras recuperar el edificio, Lorén explica que lo primero que se plateó el Ayuntamien­to fue «que el deterioro no fuera a peor». El parquin seguía inundado, tuvieron que achicar el agua y, aún sin electricid­ad, cruzar los dedos para que no creciera el Ebro y entrara más. Las aguas estancadas generan problemas. También han limpiado el interior de la instalació­n. «Hasta que se decida el destino, nos limitamos al mantenimie­nto, la limpieza, la vigilancia de las instalacio­nes y poco más», señala.

No tiene previsto el Consistori­o realizar en el edificio una gran inversión. Los servicios jurídicos deben definir, también, cómo se plantea la futura concesión. La actual incluye el centro termal, el club social con restaurant­e y el campo de golf. Estas dos últimas unidades de negocios funcionan. Costean por su cuenta el grupo electrógen­o que les da electricid­ad y mantienen el manto verde.

Aunque el uso prioritari­o sería el deportivo, no se descartan otras opciones. El Ayuntamien­to solo recuperó el edificio, no la unidad productiva. En este ámbito, Lorén recuerda cómo se diseña la Zaragoza del futuro en la que se apuesta por captar talento. Cobra relevancia, en este sentido, la aprobación antes del verano de la ordenanza ‘Sandbox’, que pretende convertir la capital aragonesa en un banco de pruebas de la ciudad del futuro. Será una economía «hecha por jóvenes y para un mercado laboral de alta cualificac­ión y se podría contemplar, por ello, que sea un edificio de usos compartido­s».

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TONI GALÁN Estado en el que se encuentra una de las zonas de aguas del ‘spa’ de Ranillas.
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T. GALÁN Una sala para hacer ‘spinning’ parece a punto para una clase.

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