Cae una banda de ladrones que se escondía en jugueterías para robar
La Policía ha detenido a seis personas a las que atribuye 14 delitos entre 2020 y 2024 mediante el método del encalomo
ZARAGOZA. Su periodo favorito del año era la campaña de Navidad y siempre actuaba de la misma forma. La Policía Nacional ha desarticulado un grupo criminal especializado en el robo a jugueterías. Entre 2020 y 2024 sus miembros habrían realizado 14 robos de los que 11 fueron en establecimientos de este tipo. Se cometieron en Málaga, Granada, Madrid y, particularmente, Zaragoza, lugar en el que se puso en marcha la denominada Operación Lightyear.
Los dos primeros robos que se les atribuyen datan de noviembre de 2020. Si bien, la investigación tomó fuerza en 2022 a raíz de dos asaltos en jugueterías de Puerto Venecia y Grancasa en los que el patrón fue el mismo y en los que de cada una se llevaron 15.000 euros. En Zaragoza también pusieron en su punto de mira otra gran superficie, el Centro Comercial Augusta. En total, la cuantía de lo sustraído asciende a 150.000 euros. La Policía detuvo el pasado 21 de marzo a seis personas por robo con fuerza y pertenencia a grupo criminal, que ahora están en libertad con cargos. Entre ellos, el cabecilla, al que también se le imputa un delito de blanqueo de capitales.
«Con el paso del tiempo desarrollaron un método tremendamente eficaz y sencillo, el del encalomo», explicó ayer el inspector Gonzalo de Miguel, jefe del Grupo de Delincuencia Itinerante de Zaragoza en la rueda de prensa en la que se ofrecieron los detalles de la operación. Los ladrones, según explicó, se ocultaban dentro de la juguetería en la que querían actuar hasta la hora de cierre y cuando comprobaban que en el local ya no había nadie, salían de su escondite y sustraían la recaudación de la caja registradora. Después, escapaban por la salida de emergencia.
En cada golpe actuaban tres miembros del grupo. El jefe, que marcaba el objetivo, un apoyo que vigilaba y la persona que se escondía y cometía el robo. Éste, para ocultarse, se hacía hueco entre cajas voluminosas como las de las bicicletas.
La banda tenía su base de operaciones en Madrid y desde ahí se desplazaba a otros puntos de la geografía nacional. «La ubicación de Zaragoza como nudo de comunicaciones hacía esta ciudad especialmente apetecible», comentó De Miguel. El líder cuenta con más de 64 antecedentes policiales. «Está muy obsesionado con su seguridad, en su domicilio encontramos inhibidores, balizas de seguimiento e incluso atestados policiales con los que estudiaba nuestra forma de proceder», destacó. También tenía ganzúas, micrófonos, extractores de bombín para la apertura de vehículos y más de 5.000 euros en efectivo.
Máscara de látex y gafas de sol Identificarlo en un primer momento resultó complicado porque para moverse por los centros comerciales y ocultar sus facciones empleaba una máscara de látex y unas gafas de sol. «Nos dimos cuenta de que usaba una careta al visionar un vídeo de una cámara de seguridad de una tienda en Zaragoza en la que un niño hizo un gesto raro al verle por detrás, le llamó la atención el pliegue del cuello», narró. Otro momento clave de la operación fue en un establecimiento de Granada en el que un dependiente descubrió a los ladrones.
Para blanquear el dinero del botín, el cabecilla adquirió ocho vehículos de alta gama. De ellos, cuatro figuran a nombre de su hija, de menos de diez años.
Más allá del líder, en el perfil del resto de los implicados figura algún antecedente, aunque de menor calado. La operación sigue abierta y seis sospechosos no han podido ser detenidos. Uno ya había sido expulsado de España en el momento de las detenciones y otros cuatro se encuentran fuera del territorio nacional.