Leyes de quita y pon
Llevamos muchos años de políticas sin consenso y resulta ilusorio, con la deriva del Gobierno de Pedro Sánchez, esperar que se alcancen acuerdos de Estado entre los dos partidos que han gobernado y que van a seguir gobernando España.
Asombroso fue que el Gobierno cambiará la posición de España respecto al Sahara, colocándose del lado de Marruecos, sin hablarlo con el resto de las fuerzas políticas, en particular con el PP. Asombra que Sánchez anuncie el reconocimiento del Estado palestino sin pactarlo con nadie. No se han conseguido acuerdos de los dos grandes partidos. De inicio, el PSOE de Sánchez ha adoptado posiciones con las que hacía imposible llegar a puntos comunes que garanticen la pervivencia de las medidas.
Ejemplo bien claro es la Ley de Memoria, que partió sin ningún consenso, ni político ni social. Rechazada por la derecha, por políticos de la Transición, como Felipe González, y hasta por víctimas del franquismo. González, entre otros muchos, rechazaba el pacto suscrito por el Gobierno y Bildu que ampliaba el estudio de las vulneraciones al período entre 1978 y 1983. En general, políticos de la Transición y un amplio espectro de la sociedad denunciaron que la Ley traía de nuevo la división y el enfrentamiento entre los españoles.
Paradójicamente, Sánchez ha pactado cuestiones fundamentales con ERC, Bildu o el PNV, por ejemplo, en las cinco ampliaciones del estado de alarma durante la pandemia. No faltaron las críticas de los dos socialistas que se han atrevido a criticar a Sánchez, García Page y Javier Lambán.
Es muy difícil que se produzcan acuerdos de Estado PSOE-PP en el futuro próximo. Los temas o no saldrán o nacerán con fecha de caducidad, en cuanto cambie el gobierno. Sánchez no podrá pactar ni el Consejo General del Poder Judicial, ni el consejo de RTVE, ni la reforma de la financiación, ni la política sobre Cataluña, ni un largo etcétera. Al final vamos a ver aprobarse leyes que caerán en cuanto cambie el gobierno, leyes de quita y pon, hechas sin consenso y sin buscar el interés general.