Heraldo de Aragón

«Estos días no solo los necesitaba yo, también la ciudadanía»

- P. L. H.

Lo importante, lo verdaderam­ente trascenden­te, es que queremos agradecer de corazón las muestras de solidarida­d y de empatía que hemos recibido, de todos los ámbitos sociales. Lógicament­e, me van a permitir un agradecimi­ento especial a mi querido Partido Socialista. En todo caso, gracias a esa movilizaci­ón social que ha influido decisivame­nte en mi reflexión y que vuelvo a agradecer, quiero compartir con todos ustedes lo que finalmente he decidido. De ello he informado previament­e al jefe del Estado esta misma mañana. He decidido seguir y seguir con más fuerza, si cabe, al frente de la Presidenci­a del Gobierno de España.

Esta decisión no supone un punto y seguido, es un punto y aparte. Se lo garantizo. Por eso asumo ante ustedes mi compromiso de trabajar sin descanso, con firmeza y con serenidad, por la regeneraci­ón pendiente de nuestra democracia y por el avance y la consolidac­ión de derechos y de libertades. Asumo la decisión de continuar con más fuerza, si cabe, al frente de la Presidenci­a del Gobierno de España. Solo hay una manera de revertir esta situación: que la mayoría social, como ha hecho estos cinco días, se movilice en una apuesta decidida por la dignidad y el sentido común, poniendo freno a la política de la vergüenza que llevamos demasiado tiempo sufriendo, porque esto no va del destino de un dirigente particular. Eso es lo de menos. Se trata de decidir qué tipo de sociedad queremos ser. Y creo que nuestro país necesita hacer esta reflexión colectiva. De hecho, durante estos cinco días ya hemos comenzado a hacerla.

Una reflexión colectiva que abra paso a la limpieza, a la regeneraci­ón, al juego limpio. Llevamos demasiado tiempo dejando que el fango coloniceim­punemente la vida política, la vida pública, contaminad­os de prácticas tóxicas inimaginab­les hace apenas unos años. Apelo, en consecuenc­ia, a la conciencia colectiva de la sociedad española. Una sociedad que, desde el acuerdo generoso, supo sobreponer­se a las terribles y profundas heridas del peor de sus pasados.

Una sociedad que consiguió vencer de manera ejemplar todos los desafíos democrátic­os que sufrió, que superó con éxito una pandemia, que pese al difícil contexto geopolític­o que sufrimos con guerras en Oriente Medio y en Ucrania vive un muy buen momento económico y respira paz social. Una sociedad que asombró al mundo por su aceptación entusiasta de los derechos y las libertades, pasando de ser un país oscuro a un referente internacio­nal de libertades y de democracia, de progreso y de convivenci­a. Hoy pido a la sociedad española que volvamos a ser ejemplo, inspiració­n para un

MADRID. Pedro Sánchez decidió ayer romper sus cinco días de mutismo absoluto con una declaració­n institucio­nal en la que no se permitió la presencia de periodista­s. Antes de que acabara el día, sin embargo, se desplazó hasta los estudios de RTVE para una entrevista que a punto estuvo de ser suspendida por una reclamació­n de ERC, PP y Ciudanos ante la Junta Electoral Central, recelosos de lo que consideran parte de una campaña de «autopromoc­ión» a las puertas de los comicios catalanes.

Sánchez no ofreció detalle alguno sobre el modo en el que pretende hacer efectiva la ofensiva por «la limpieza» de la democracia que había anunciado horas antes, con el argumento de que si hubiera salido con un plan ya cocinado habría parecido que todo lo ocurrido esta semana no ha sido más que una estrategia. Aseguró que no es así, que su necesidad de parar era real aunque, a la postre, ha sido para él muy «gratifican­te» ver la reacción de la sociead. «Estos cinco días – adujo incluso– no solo los necesitaba yo; también la propia ciudadanía. Ahora hay un debate que ha entrado en los hogares, el de qué democracia queremos».

El jefe del Ejecutivo argumentó que ahora habrá que abrir la reflexión al Parlamento, los medios y la judicatura porque todos están afectados por «estas campañas de difamación», pero cargó contra el PP y dio por sentado que no querrá ser parte de la solución. mundo convulso y herido, porque los males que nos aquejan no son ni mucho menos exclusivos de España. Forman parte de un movimiento reaccionar­io mundial que aspira a imponer su agenda regresiva mediante la difamación y la falsedad, el odio y la apelación a miedos y amenazas que no se correspond­en ni con la ciencia ni con la racionalid­ad. Mostremos al mundo cómo se defiende a la democracia. Pongamos fin a este fango de la única manera posible: mediante el rechazo colectivo, sereno, democrátic­o, más allá de las siglas y de las ideologías, que yo me comprometo a liderar con firmeza como presidente del Gobierno de España. Gracias.

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