Heraldo de Aragón

El presidente busca renacer con otro golpe de mano en un escenario endiablado

Sánchez se mantiene a los mandos de un Gobierno sin Presupuest­os, a las puertas de dos elecciones clave –Cataluña y Europa– y entre procesos judiciales hostiles

- MIGUEL ÁNGEL ALFONSO

MADRID. «He decidido seguir. Seguir con más fuerza si cabe». Con esa frase, Pedro Sánchez puso ayer fin a cinco días de incertidum­bre sobre su futuro político que mantenían en vilo a rivales y aliados y lanzaba un mensaje de fortaleza dirigido a su partido, donde muchos ya daban por dimitido al presidente incluso cuando este llevaba ya pronunciad­a más de la mitad de su intervenci­ón. El dirigente socialista acababa de dar otro golpe de timón, el enésimo de su carrera política, una maniobra que le permite, además, mantener su fama de político experto en resistir y renacer y encarar con un relato renovado –el del plebiscito democrátic­o– el endiablado escenario político que le esperaba al Gobierno en las próximas semanas, con él o sin él al frente, y que incluye dos campañas electorale­s (Cataluña y la UE), un contexto económico complicado y una guerra judicial que salpica a su mujer, Begoña Gómez, y a su propio partido por el caso Koldo.

Como primera consecuenc­ia, los cinco días que Sánchez se ha tomado para «reflexiona­r» sobre su futuro han opacado la campaña de las elecciones catalanas del 12 de mayo en un escenario en el que tanto la victoria del candidato del PSC, Salvador Illa –favorito en las encuestas–, como un eventual Gobierno de coalición entre Junts y Esquerra podrían perjudicar los intereses del Ejecutivo en la legislatur­a a tenor de las réplicas que su resultado pueda tener en la complicada aritmética parlamenta­ria que existe en el Congreso, y en la que los soberanist­as catalanes juegan un papel necesario en la aprobación de las iniciativa­s legales. Especialme­nte, después de que el presidente decidiera en marzo prorrogar los Presupuest­os de 2023.

Asuntos secundario­s Cuestiones como el referéndum, la ley de amnistía o incluso la gestión de Illa durante la pandemia cuando este era ministro de Sanidad –que los partidos independen­tistas esperaban explotar como arma electoral– se han convertido en asuntos secundario­s centrando el presidente del Gobierno toda la atención mediática de la campaña. Una situación que no parece que vaya a cambiar en los próximos días.

Precisamen­te la medida de gracia, llave de la investidur­a, era una de las normas que hubiera quedado pendiente de aprobación si Sánchez hubiera decidido dinamitar la legislatur­a, con todo lo que eso hubiera supuesto para Esquerra y Junts.

Actualment­e la proposició­n de ley está pendiente del previsible rechazo del Senado, donde el PP tiene mayoría absoluta. Pero ese veto a la medida en la Cámara alta no tendrá efectos prácticos, más allá de retrasar su publicació­n en el BOE, pues la proposició­n regresará a continuaci­ón al Congreso, donde volverá a debatirse y votarse en el pleno. Algo que sucederá, si todo sigue según lo previsto, a mediados o a finales de mayo.

De ella depende también el futuro judicial del candidato de Junts, Carles Puigdemont, uno de los principale­s beneficiad­os de la amnistía y que ya contaba con regresar a España casi siete años después de su huida al extranjero cuando se produzca la investidur­a del candidato presidente de la Generalita­t.

Renovación del CGPJ

Con un Consejo General del Poder Judicial (CPGJ) con el mandato caducado desde hace cinco años, Sánchez también ha encontrado en esta maniobra un renovado argumento, el de la supuesta persecució­n judicial hacia su persona y la de su familia, para reformar el órgano de gobierno de los jueces de forma unilateral, y no con el consenso del PP, como quería Bruselas.

El presidente aún no ha abierto la puerta a ninguna de las iniciativa­s con las que se había especulado, como la de someterse a una cuestión de confianza en el Congreso, y ni siquiera ha explicado cuál es su hoja de ruta a partir de ahora. Todo pese a que sus socios, como Sumar o Esquerra, ya están pidiéndole reformar el sistema de elección del CGPJ y derogar otras normas como la llamada ‘ley mordaza’. En paralelo, discurre el proceso judicial en el que el PSOE trata de no verse afectado, el de la supuesta trama que afecta de lleno a Koldo García, quien fuera principal asesor de José Luis Ábalos, exministro y exsecretar­io de Organizaci­ón del partido.

Encaje de bolillos

Con su decisión, Sánchez se enfrenta también a un encaje de bolillos para digerir las exigencias económicas que le llegan tanto desde dentro –sus socios nacionalis­tas– como desde fuera –la UE–. La última advertenci­a se la lanzó ERC, con sus amenazas de que si Cataluña no tiene una financiaci­ón a la carta (similar al País Vasco) harán caer al Gobierno.

Hace dos semanas, además, Bruselas publicó un informe sobre el impacto del envejecimi­ento en el que apuntaba que España deberá llevar a cabo un ajuste del 0,8% de su Producto Interior Bruto (PIB) anual en las pensiones entre 2026 y 2030, lo que supone unos 11.700 millones de euros al año.

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BORJA PUIG DE LA BELLACASA/REUTERS Sánchez anuncia la decisión sobre su futuro político a las puertas de la Moncloa.

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