El independentismo catalán se revuelve contra «el tacticismo» del líder socialista
MADRID. «Comedia», «sobreactuación», «juego absurdo» e «interés electoral». Así definió Pere Aragonès, presidente de la Generalitat y candidato de Esquerra a las elecciones en Cataluña del próximo 12 de mayo, los cinco días de reflexión que se tomó Pedro Sánchez antes de anunciar ayer que seguirá en la Moncloa como presidente del Gobierno.
«No todo vale en política», resumió Aragonès para mostrar su perplejidad con una estrategia que según él solo busca condicionar los comicios catalanes. «No ha sido honesto y ha cometido un acto irresponsable», añadió. «Estoy totalmente convencido –terminó el candidato de ERC– de que si no hubiera elecciones en Cataluña estos cinco días no se hubieran producido».
Antes que Aragonés se pronunció Gabriel Rufián. El portavoz de ERC en el Congreso se mostró comprensivo con Sánchez tras la publicación de su carta del pasado miércoles en la que anunciaba sus cinco días de reflexión y avanzó que su partido apoyaría en el
Congreso una cuestión de confianza. Ayer, no obstante, lanzó un dardo al presidente del Gobierno: «Si se queda sin hacer nada sería un acto de frivolidad y no algo de verdad».
El malestar de los republicanos alcanzó tal extremo que llegaron a presentar un recurso ante la Junta Electoral Central (JEC) para exigir que se cancelará la entrevista que Sánchez protagonizó en RTVE después de que por la mañana se negará a responder a las preguntas de los periodistas concentrados en Moncloa. A esta petición sin éxito se sumó después el PP pero, según argumentó la JEC, estas reclamaciones no le llegaron al término de su reunión de ayer.
Desde Junts el encargado de realizar las valoraciones fue su secretario general. Jordi Turull coincidió con los dirigentes de Esquerra en denunciar el «tacticismo» del líder socialista y un supuesto interés en influir en las elecciones catalanas con su amago de dimisión. «Es una grave irresponsabilidad utilizar las emociones sobre el sufrimiento que representa un acoso mediático indigno para hacer estrategia electoral».
La actitud de Sánchez ha causado un hondo malestar en las dos principales fuerzas independentistas catalanas hasta el punto de considerar que el jefe del Ejecutivo tenía en mente maniobrar para favorecer a su candidato a la Generalitat Salvador Illa mediante un extra de voto por empatía. El exministro de Sanidad negó cualquier tipo de cálculo electoral y circunscribe el ‘impasse’ del líder socialista a un acto de reflexión personal y familiar ante un acoso al que «se tenía que decir basta».
El PNV tampoco se mordió la lengua, y eso que los nacionalistas vascos necesitan de los socialistas para mantenerse en el poder en Euskadi. El portavoz en el Congreso, Aitor Esteban, calificó de «insólita» la actitud de Sánchez. «Lo mejor que se puede decir es que el episodio ha acabado», zanjó.
La portavoz de EH Bildu en la Cámara baja, Mertxe Aizpurua, aseguró, por su parte que «es momento de actuar y poner pie en pared ante la derecha reaccionaria en todas sus vertientes» con «una agenda democratizadora valiente». El BNG fue más benévolo con el presidente y señaló que aunque sea «sensata» su decisión de permanecer al frente del Ejecutivo es el momento de emprender una agenda legislativa ambiciosa.