La dimisión del ministro principal Yousaf sume al independentismo escocés en una grave crisis
Tras suceder a Nicola Sturgeon, el jefe de Gobierno se inmola al quebrarse su coalición con el partido de los Verdes
LONDRES. Heredar el trono de la reina de los escoceses cuando ella, Nicola Sturgeon, había sido ya destronada es alcanzar esa cima vital en un ambiente de desilusión. Eso es lo que le ocurrió a Humza Yousaf en marzo de 2023, y poco más de un año después el ministro principal ha dimitido por su incapacidad para salir del enorme enredo en el que Sturgeon había dejado a Escocia en marzo de 2023. El principal, una coalición con los Verdes. El jefe del Gobierno escocés no ha sido capaz de reunir los apoyos suficientes para superar dos mociones en contra tras romper la coalición con sus socios. El independentismo queda tocado.
La abogada de Glasgow, apadrinada por el líder del Partido Nacional Escocés (SNP), Alex Salmond, se convirtió en la encarnación de esta corriente ideológica en los días posteriores a su derrota en el referéndum de 2014. La evolución electoral del partido bajo el liderazgo de Sturgeon fue extraordinaria, ganando mayorías absolutas en Edimburgo.
Salmond había logrado que el primer ministro británico, David Cameron, pactase con él la celebración de una consulta popular cuando obtuvo por primera vez la mayoría absoluta de escaños en Edimburgo, y los éxitos electorales del SNP de Sturgeon y el ‘brexit’ de 2016 permitían una perspectiva favorable a la reivindicación de un segundo referéndum.
Durante casi una década de ministra principal, Sturgeon lideró a su partido sin necesidad de pactos. Sus mayorías le empujaban a exigir a Londres que le diese la oportunidad de convocar otra consulta. Pero el Tribunal Supremo presidido por un escocés decretó en 2022 que Edimburgo no podía convocar un referéndum sin permiso de Westminster.
El Partido Nacional Escocés que heredó Yousaf tenía una base electoral estable y los sondeos sobre la independencia registran desde hace años un empate. En las encuestas se detectaba un significativo número de partidarios de la separación parcial, con la
Escocia independiente compartiendo la libra esterlina y las tareas del Ejército británico.
Sturgeon había hartado a la mitad de la población con mensajes sobre el segundo referéndum. Pactó en 2021 una alianza de Gobierno con los Verdes porque tenían siete escaños y a ella le faltaba uno para la mayoría absoluta. Rechazaba la opción unilateral, pero quería convertir las elecciones generales de este año en una consulta en la que el SNP presentaría como único punto del programa electoral el apoyo a la celebración de ese referéndum independentista.
Sin cumplir expectativas Yousaf creyó que la gente estaba harta de Sturgeon, cuando estaba harta de sus políticas, escribió ayer un comentarista en ‘The Scotsman’. La percepción compartida es que al frente del Gobierno ha repetido iniciativas de su antecesora y no ha cumplido alguna de las suyas. Su trayectoria es la de un joven atraído a la política, que estudia la carrera de Políticas en la Universidad y es propenso a la retórica más que al detalle. La destrucción de la coalición que mantenía con los Verdes sin nada previsto para sus consecuencias es chocante.
Se le elogia por su gestión del regreso de sus suegros desde Gaza y la actitud que adoptó ante la guerra. Pero el ministro principal saliente firma una trayectoria gris, y los laboristas escoceses amenazan con resurgir en las elecciones generales de este otoño y restar al SNP veinte escaños.
John Swinney, exlíder del partido en el inicio del milenio, ex viceministro principal y consejero con Sturgeon, es el primer candidato para nuevo líder, que ha de ser elegido en 28 días. La razón de ser del SNP parece debilitada y el movimiento independentista quebrado.