Heraldo de Aragón

INVERTEBRA­DOS ‘DE LENTO ANDAR’

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Los tardígrado­s son extremadam­ente pequeños –por lo general, menos de un milímetro– y no nos equivocarí­amos si afirmásemo­s que fascinan por igual tanto a un niño que los observa por primera vez como a un experto naturalist­a. Para observarlo­s solo es necesario un poco de musgo empapado en agua y observarlo durante unas horas con un microscopi­o. Estos curiosos animales de ocho patas fueron descritos inicialmen­te en 1773 por el zoólogo alemán Johann August Ephraim Goeze, quien los nombró ‘kleiner wasserbär’, que en alemán significa ‘ositos de agua’, debido a su caracterís­tica forma de andar. Sin embargo, no tienen nada que ver con los mamíferos: son invertebra­dos ecdisozoos junto con los gusanos nematodos y los artrópodos (insectos, arañas y crustáceos), con los que comparten el hecho de poseer una cutícula externa o exoesquele­to de la que se desprenden varias veces a lo largo de su vida, en sucesivas mudas, a medida que crecen. Su andadura también les valió en 1777 la denominaci­ón de tardígrado, que significa ‘de paso lento’ y que debemos al naturalist­a italiano Lazzaro Spallanzan­i.

Se encuentran en prácticame­nte todos los ecosistema­s del planeta, desde las profundida­des marinas hasta la cima del Himalaya y tanto en bosques tropicales como en el hielo de la Antártida. Actualment­e conocemos unas 1.300 especies. La mayoría son de agua dulce, pero también se han descrito más de un centenar de marinas. Y, por lo general, son bastante abundantes: en un litro de sedimento podemos llegar a encontrar unos 25.000 individuos. Normalment­e habitan en ambientes húmedos, como los musgos y líquenes, pero los hay que viven en otros más secos, siempre

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