Historia de Iberia Vieja Monográfico
Lo que se nos perdió en Asia
Colón falleció pensando que había llegado a tierras asiáticas, y los conquistadores, envalentonados con sus nuevos descubrimientos, se fijaron como objetivo seguir explorando Oriente, que esta vez sí se correspondía con Asia. El tratado de Tordesillas (1494) otorgaba a Portugal las Indias Orientales, y con el tiempo se negoció un acuerdo más favorable a los intereses españoles. En 1526 Carlos I se casó con Isabel de Portugal y tres años después se suscribió el tratado de Zaragoza, por el que la esfera de influencia de Portugal y España quedaba fijada a 297,5 leguas al este de las Molucas, las islas de las especias. A finales del siglo XVI, se acometieron varias expediciones hacia el imperio jemer, CAMBOYA, sobre estas líneas. Blas Ruiz de Hernán González y Diego Belloso pusieron rumbo a esta civilización, entonces en decadencia por la presión territorial de sus vecinos. Con el teórico fin de devolver el trono a su legítimo dueño, el rey Apram, se embarcaron en una serie de escaramuzas que concluyeron con un baño de sangre. Lo cierto es que durante dos años, entre 1597 y 1599, Camboya fue una suerte de protectorado del imperio.
Las ambiciones españolas llegaron más allá: hubo incluso planes para conquistar China, y nuestros hombres se establecieron en el norte de la isla de Formosa, hoy Taiwan, entre 1626 y 1642.
Las disputas internas entre los sultanes de BORNEO, en el ángulo inferior izquierdo de la otra página, fueron las responsables de que España penetrara también en este territorio, a caballo entre los siglos XVI y XVII. La Guerra de Castilla (1578) concluyó con la conquista de
BRUNÉI, sobre estas líneas, a la sazón un poderoso imperio que incluía la citada Borneo. A su vez, el explorador Íñigo Ortiz de Retes avistó por vez primera la isla de NUEVA GUINEA, a la izquierda uno de sus típicos poblados, y le dio nombre.
NAGASAKI, bajo estas líneas, fue conquistada por los portugueses en 1571, y poco después pasó a España tras la unión de las dos coronas, siendo el único enclave cristiano de Japón.