Historia de Iberia Vieja Monográfico
Españoles en los CAMPOS DE CONCENTRACIÓN
Españoles en el campo de concentración de NOS ENCONTRAMOS EN GURS (PIRINEOS ATLÁNTICOS), UNA PEQUEÑA POBLACIÓN DEL SUR DE FRANCIA A UNOS 15 KILÓMETROS DE OLORON SAINT MARIE Y A 34 DE LA FRONTERA ESPAÑOLA. EN 1939, DEBIDO A LA GUERRA CIVIL, FUERON MUCHAS
E n un primer momento el gobierno francés contribuyó a construir un campo de refugiados para, mayoritariamente, ciudadanos vascos y navarros, dada su proximidad. Tras la caída del frente de Cataluña la avalancha de refugiados fue incontrolable y vieron en este campo una posible medida de salvación, no solo combatientes republicanos, brigadas internacionales, comunistas y anarquistas, sino que mucha población civil, trabajadores con sus familias o agricultores que al completo viajaban hasta este punto de encuentro de navarros, vascos, catalanes, aragoneses e incluso jienenses, vallisoletanos y cántabros, entre otros muchos. Personas de toda condición que huían de un futuro incierto. El campo se instala sobre una landa insalubre que pertenece a tres municipios del valle del río Oloron: Gurs, Dognen y Préchacq-Josbaig. Se construye en un tiempo record: 42 días entre marzo y abril de 1939. Una doble red de alambre de espinos encierra 382 barracones distribuidos en 13 manzanas a un lado y a otro de la carretera central de 1.800 metros. Con 60 internos por barracón, su capacidad es de 20.000 personas aproximadamente. Lo que en un primer momento era un campamento para un solo verano se prolonga durante seis años. Los barracones medían 24 metros de largo por seis de ancho, las paredes y el techo - cadas, con numerosas grietas y aberturas por las que pasaba el viento, el frío y la lluvia, a pesar de que estaban recubiertas de cartón asfaltado para protegerlas. En su interior ningún equipamiento, ni cama, ni estanterías, tan solo un montón de paja que hacía las funciones de camastro; el que no disponía de tal lujo dormía literalmente en el suelo. En cada manzana había instalaciones comunes: cocinas, letrinas, lavabos… Esta miserable ciudad de madera contaba con otros “servicios” como electricidad, agua en depósitos de cisternas, almacenes o correos. También había un “campo de deportes”, un “barracónhospital” y un cementerio.
Los primeros transportes llegan a la estación de Oloron el 2 de abril de 1939. Son llevados en camiones a Gurs. En total 24.530 personas pasan por este lugar en 1939. Tres grupos de españoles ocupan nueve de las 13 manzanas: los vascos (manzanas A, B, C y D); los “aviadores” (manzanas K, L y M) y los otros (manzanas E y F). Los voluntarios de las Brigadas Internacionales ocupan las manzanas G, H, I, J. La mayor parte son militantes comunistas, originarios de 53 países que formaban el grupo más disciplinado del campo. Los españoles son los principales animadores de la vida cultural, intelectual y artística del campo.
LO QUE COMENZÓ COMO UN REFUGIO PARA EXILIADOS PASÓ A SER UN CAMPO DE PRISIONEROS DE GUERRA. SENCILLAMENTE, UN CAMPO DE CONCENTRACIÓN
Dentro de las manzanas la vida es un hervidero de actividades varias, mal organizadas y sin apenas medios de ningún tipo. Primero se organizan nombrando a Jefes de Barracón elegidos por sus compañeros de forma democrática. Se proponen cocineros, enfermeros y carteros. La prioridad es intentar mejorar las condiciones de vida: construir camas, deshacerse de piojos, pulgas y ratas, cavar pozos o intentar drenar las calles siempre llenas de agua y barro. Se establece cierta vida social. Algunos internos se enteran de informaciones del exterior gracias a las pocas visitas que unos pocos reciben del exterior, otros organizan cursos y conferencias, la escultura y el dibujo también son actividades demandadas, así como todo tipo de trabajos manuales.
Dado que el campo se les estaba quedando pequeño, decidieron ampliarlo no sin pocas protestas de la población francesa de Gurs, contraria a esta comuna de barra- cones. La decisión de crear un campo de refugiados fue mal acogida en Béarn: los periódicos provinciales se posicionaron en contra de la acogida de exiliados, la vieja población de economía rural lo asumió con recelo e incluso llegó a generar inseguridad entre los vecinos: lo vieron como un campo de extranjeros impuesto. Pero todavía quedaba lo peor con el comienzo de la II Guerra Mundial.
No era el típico campo de concentración al uso, con grandes torres de vigilancia y extremas medidas de seguridad. Había soldados y alambradas, sí: tenían una altura de y no era difícil escaparse, aunque apenas había garantías de supervivencia. Las malas condiciones climatológicas, desnutrición e insalubridad, cansancio y agotamiento, hacían que la mayoría de los fugados murieran de inanición, frío o que en poco tiempo fueran localizados y abatidos, ya que no había nada en varios kilómetros a la redonda. El campo estaba por entonces desarbolado, apenas había vegetación y un intento de fuga era prácticamente una sentencia de muerte; nadie llegaba muy lejos. Hoy en día vemos campos de maíz en donde antaño había barracones, también un bosque oscuro y una pradera infestada de mosquitos y chinches, suelo pantanoso y ruido de viento. el que pasaron tantas familias, hombres, mujeres y niños, un pueblo de miseria, un
EL ESTADO FRANCÉS PROMULGÓ EL PRIMER ESTATUTO DE LOS JUDÍOS Y VICHY INAUGURÓ SU COLABORACIÓN CON EL RÉGIMEN NAZI
universo cerrado separado del mundo, sin árboles ni verdor, con hambre, frío y angustia permanentes. Hoy la naturaleza lo cubre todo, o casi todo; uno siente ese dolor metro a metro, paso a paso y el pasado se hace presente.
Desde el comienzo de la primavera de 1939 el campo comienza a vaciarse debido a que algunos internos son explotados como mano de obra barata para las necesidades de la economía local. A partir de mayo y junio de 1939 muchos son deportados, más de 6.000 españoles, de los cuales unos son encarcelados, otros ejecutados y algunos incluso utilizados para trabajos forzosos por el régimen franquista, principalmente en labores de construcción y asfaltado de carreteras. Se tiene constancia de 2.354 - diciones de esclavitud. Un ejemplo de ello lo tenemos en Navarra, cerca de Francia, con la construcción de la carretera de Igal a Vidángoz entre 1939 y 1941. Recientemente, en junio de 2009, fueron homenajeados en dichas localidades ocho supervivientes de aquellos 2.354, que hoy cuentan con edades comprendidas entre los 92 y los 94 años. En dicho homenaje aportaron emotivos recuerdos y testimonios directos de trabajos forzados, hambre, enfermedades y penurias. También se encontraban presentes las viudas de muchos de estos hombres, que recordaban aquellos tiempos. Uno de los pueblos más castigados fue Sestao, que contaba con el mayor número de presos trabajando en estas condiciones, también muchos aragoneses, navarros y catalanes. La carretera entre estas dos localidades del Pirineo occidental, en el que trabajaron más de 20.000 prisioneros en condiciones extremas, con castigos que llegaron a provocar la muerte.
El 2 de septiembre de 1939 Francia e Inglaterra declaran la guerra al III Reich. Para sustituir a los movilizados en los campos o en las fábricas, se recurre a los internos de Gurs. En otoño el campamento se vacía casi por completo. Sus últimios residentes son movilizados por el ejército francés a las Campañas de Trabajadores extranjeros y se destinan al frente en la línea Maginot. Los brigadistas rechazan este alistamiento y permanecen en el campo hasta mayo de 1940.
- cia con Alemania hizo que el régimen de Vichy viera con buenos ojos que el campo de refugiados para españoles acogiera a otros internos; y lo que comenzó como un refugio para exiliados pasó a ser un campo de prisioneros de guerra. Sencillamente, un campo de concentración. Comenzó el traslado a este lugar de presos comunes, judíos alemanes, opositores de izquierdas, homosexuales, gitanos… Los llamados “indeseables”. Se abre así la segunda parte de este campo de infausto recuerdo. El ataque alemán del 10 de mayo de 1940 inaugura el segundo período de la historia del campo de Gurs. Lejos de cerrar este lugar ya deteriorado, el Gobierno de la III República decide enviar allí, como medida de seguridad na- cional, a los súbditos de los países enemigos, detenidos en la región parisina y declarados “indeseables”. Se trata en su mayoría de mujeres y niños alemanes, austriacos y polacos de origen judío que habían decidido huir de las persecuciones en sus países, intentando refugiarse en Francia. Entre ellos judío Hanna Arendt, una de las mentes más se unen a esta oleada comunistas franceses, españoles republicanos y gitanos franceses. El número de los internos pasa brutalmente de 1.500 a 12.000.
El 3 de octubre de 1940, el estado francés promulga un primer estatuto de los judíos. Vichy inaugura de esta manera su colaboración con el régimen nazi. En la zona libre, las autoridades reciben la orden de censar a todos los judíos, apartarlos de sus funciones, detenerlos e internarlos para, más tarde, ser deportarlos, muchos de ellos desde Gurs a campos de exterminio como Auschwitz. El gobierno francés de Vichy ya había preparado e institucionalizado este hecho para cuando Hitler y los suyos lo de Wannsee el 20 de enero de 1942.
Las autoridades nazis que administran el país de Baden, el Sarre y el Palatinado - octubre de 1940 fueron detenidos 6.538 judíos (hombres, mujeres y niños) para trasla-
darlos a Gurs. Durante los siguientes meses otros judíos extranjeros son capturados y llevados hasta este campo. En total, 18.185 personas entre el 24 de octubre de 1940 y el 1 de noviembre de 1943. Durante el primer invierno mueren 800 judíos y otros 238 fallecen después. A partir de 1942 comienzan las deportaciones hacia los campos de exterminio. Las “sacas” se hacían mediante una estudiada red ferroviaria; testigo de ello son las vías que hoy podemos ver en Gurs.
Se establece una red de campos en la Francia de Vichy, un auténtico archipiélago de campos “especializados”. Ejemplo de ello lo encontramos en el campo de Les Milles (Emigración), Brens (Internamiento de mujeres), Saliers (Internamiento de gitanos), Campo de Noé (Barracones-Hospitales), El Vernet (Campo represivo), o los de Rivesaltes, Septfonds, Nexo…, etc. En total alrededor de un centenar de estos horribles campos de internamiento.
Desde el primer día las autoridades francesas se encargaron de la administración y vigilancia del campo de Gurs. En principio - cio del 22 de junio de 1940, cuando se encargaron de ello la Guardia móvil (Cuerpo de Gendarmería Departamental) y también civiles contratados de la propia región. El responsable de la administración es el jefe de campo, un funcionario del Ministerio del Interior, interlocutor directo del prefecto. Administra el personal, el abastecimiento y los bienes de los internos. El servicio de seguridad se encarga de la burocracia propia de los traslados y liberación, tramitando tales expedientes. El servicio sanitario dispone de un “hospital” de madera en mal estado. Ante tales condiciones, los prisioneros intentan organizarse para, de alguna manera, “oponer resistencia”: es cuestión de supervivencia. La religión y diversas formas de pensamiento cobran mayor importancia, así como el arraigo cultural y la defensa de los valores humanos. Comienzan a escribir, pintar, dibujar y tocar instrumentos muchas veces elaborados por ellos mismos de forma artesanal. Componen canciones, poemas y hasta obras de teatro. Lo que en su anterior vida cotidiana era algo secundario en el campo adopta una importancia vital. Durante tres años, en este mundo cerrado, el tema central de dichas obras es el sufrimiento.
En cuanto a la precaria alimentación que reciben, el judío letón Arkadius Hercfelds nos dice: “La comida se componía de una especie de café a las 7 de la mañana, después a las 11:30 una sopa (más bien agua caliente), a veces un poco de legumbre con algún trozo de carne casi siempre en mal estado. La ración de pan era de 250 gramos, la ración de azúcar apenas una cucharadita. Una vez por semana se repartía medio litro de vino, y a las 17.30 se repartía topinambures, algo que trae muy mal recuerdo, una especie de tubérculo emparentado con el boniato muy típico de las cartillas de racionamiento de la época. Con todo esto obtenías la cantidad justa y necesaria para mantenerte con un soplo de vida”. Este judío letón estuvo internado desde el 20 de febrero hasta el 17 de marzo de 1943.
Eugen Neter recuerda lo siguiente de su paso por Gurs: “En cuanto salíamos del barracón nos hundíamos en un suelo esponjoso hasta los tobillos, y a veces más profundamente todavía. A menudo ayudaba a muchos a salir de aquella cloaca de la que no se libraban por sus propios medios, algunos pedían ayuda. Apenas podías caminar y el que se aventuraba terminaba con los pies empapados por completo”.
Ante la miseria y el aislamiento casi total de los internos, algunas personas intentaron ayudar. Para ello era necesaria una autorización especial del jefe de cam-
A FINALES DE OCTUBRE DE 1940 SE DECIDE DETENER A 6.538 JUDÍOS PARA TRASLADARLOS A GURS. DURANTE LOS SIGUIENTES MESES OTROS JUDÍOS FUERON CAPTURADOS
po, que no la daba hasta cerciorarse que el demandante no era una posible causa - das con carácter religioso. Organizaciones como el Socorro Protestante (Madeleine Badot crea el CIMADE en Gurs), el Socorro suizo para los niños (Elsbeth Kasser), el Socorro ”Quaker” y el OSE (Obra de socorro a los niños). No olvidemos que en el campo había muchos niños que trágicamente fallecían, algunos incluso al poco de nacer. Los internos consideraban que la labor de aquellos voluntarios era una especie de regalo divino que acentuaba su esperanza y les hacía creer y tener fe. Después de las deportaciones de 1942 hacia campos de exterminio, muchos de estos voluntarios abandonaron el lugar, desesperados. EL ÁNGEL DE GURS La citada Elsbeth Kasser es recordada como una luz en la oscuridad del campo. Esta voluntaria suiza fue llamada “El ángel de Gurs”, y hoy en día podemos apreciar su pequeño barracón personal, una discreta cabaña de madera que sigue en pie tal cual se encontraba en su día. Se trata del más pequeño de todos los barracones de la ayuda que llegó desde Suiza. La enfermera Kasser organizó un suministro especial de leche para los niños del campamento, pequeños lactantes que sus madres, debido a la desnutrición, ni siquiera podían alimentar. El Ángel de Gurs salvó muchas vidas y se preocupó de todos y cada uno de los pequeños. Por su amabilidad, por su implicación y energía, por el cariño y dulzura de Amaba a los niños, les enseñaba a leer, jugaba con ellos y les cantaba canciones. Elsbeth Kasser aportó un hilo de esperanza al campo, aunque no pudo evitar muchas de las penurias ni las horribles deportaciones. LAS DEPORTACIONES Los acontecimientos más traumáticos de la historia del campo fueron las deportaciones. En siete meses, del 6 de agosto de 1942 al 3 de marzo de 1943, seis convoyes enviaron a 3.937 internos judíos hacia Drancy, última etapa antes de AuschwitzBirkenau. Las actividades artísticas, culturales y religiosas cesan por completo y el miedo atroz se apodera de los gursiens. Sólo queda esperar a ser el próximo de la lista. Vivir con esa tensión es ya una sentencia de muerte. Según nos relata la voluntaria protestante Jeanne Merle d’Aubigné: “El 6 de agosto de 1942 pedí permiso para pasar la noche con ellos, se me concedió, estaban allí sentados con su pobre hatillo, consternados, agobiados e inmóviles. Parecían haber perdido todas sus fuerzas, toda posibilidad de expresarse. Algunos parecían ya muertos, otros tenían cara agonizante. Algunos reaccionaron y me dijeron: ‘Así es como nos trata Francia’. Busqué caras conocidas. En pocas horas muchos se habían vuelto irreconocibles. Al fondo reconocí dos siluetas de pie, con la insignia judía bien a la vista. Al verlos así les manifesté mi admiración; respondieron recitando el Salmo 130: ‘Desde la profundidad del abismo, Señor, escucha mi voz’. Las lágrimas invadieron mis ojos... Luego embarcaron en el convoy”. LOS ÚLTIMOS MESES a un centenar de prisioneros. En la noche del 25 de septiembre dos grupos de disidentes de la resistencia del ejército secreto de Pau y Mauleón asedian el campo, neutralizan a los guardias y se llevan todas las armas almacenadas. El jefe del campo es destituido, así como varios guardias. El ministerio del Interior decide disolver el campo el 1 de noviembre de 1943. Sin embargo, no cierra, sino que se mantiene en previsión de ser neutralizado más adelante. El 9 de abril de 1944 recibe a 78 gitanos y el 5 de junio a 151 mujeres que vienen del campo de Brens en Tarn. Todos se escapan
EL PROYECTO DE HABILITACIÓN CONSISTE EN UNA SENCILLA ESTRUCTURA QUE AYUDA AL VISITANTE A SITUARSE EN AQUELLOS TRÁGICOS DÍAS
el 25 de junio cuando las tropas alemanas atacan a la resistencia del hospital de Saint Blaise, a cinco kilómetros de Gurs y al ver que previamente los guardias han huido. Las siguientes semanas se desarrollan entre una gran confusión. Nadie tiene autoridad en Gurs. Por un lado está la resistencia y campo se convierte en un caos y 310 soldados alemanes son capturados en Aspe por la resistencia y encerrados en una parte del campo de Gurs. Por otro lado, el nuevo prefecto había ordenado encarcelar a 1.585 “colaboracionistas” sospechosos de estraperlo y errores administrativos. Además 1.475 antiguos internos españoles y excombatientes de la república, ahora muchos de la resistencia francesa, de nuevo son encerrados. Se da la paradoja que por momentos comparten campo de prisioneros enemigos de uno y otro bando.
El 31 de diciembre de 1945 se cierra la administración francesa intenta silenciar el asunto quemando parte del campo en 1950 como medida de salubridad y plantando árboles. Afortunadamente, y de unos años a esta parte, asociaciones como Amical Gurs (Amigos de Gurs) intentan rescatar del olvido estos aberrantes hechos para darlos a conocer y concienciar a futuras generaciones, honrando la memoria de los que allí lucharon por la libertad y la vida. HABILITACIÓN DEL CAMPO La memoria despierta levemente en 1962 cuando el consistorio del País de Baden y sus ciudadanos restauran el cementerio de los deportados. Las ceremonias y los actos de homenaje tienen por entonces un eco considerable. Gracias a la creación en 1980 de la Asociación de amigos del campo de Gurs, comienza un trabajo de rehabilitación del campo y de la memoria, acondicionando el lugar para su visita y construyendo diferentes monumentos en recuerdo y conmemoración de los fallecidos. Poco a poco, gracias a este trabajo se va asumiendo la verdad del campo de Gurs como uno de los principales eslabones de la deportación. Esto origina que en 1994 sea elegido para acoger el Monumento Nacional del Internamiento. La implicación es mayor y los poderes públicos sostienen las iniciativas locales, especialmente las de la Asociación, las del municipio de Gurs y las de la Comunidad de Municipios de Navarrenx.
El proyecto de habilitación consiste en una sencilla estructura que ayuda al visitante a situarse en aquellos trágicos días, se compone principalmente de tres estructuras. Dos senderos con referencias explicativas a modo de pequeños carteles explican la historia del campo, haciendo un recorrido que, sin duda, impacta al caminante. Una barraca de internos ha sido reconstruida a imagen y semejanza de la que hubo en ese mismo lugar, labor realizada por los alumnos del Liceo Profesional de Gelos. LA ENTRADA Al entrar en el campo un pequeño aparcamiento facilita el estacionamiento del
EN NUESTRO VIAJE, NOS LLAMÓ LA ATENCIÓN EL HECHO DE QUE SOBRE LA UBICACIÓN DE ANTIGUOS BARRACONES HOY SE LEVANTEN ALGUNOS CHALETS TÍPICOS DE CAMPIÑA FRANCESA
vehículo. La entrada es libre. Un pabellón semicubierto nos da la bienvenida. En él se lee: “Camp de Gurs”. El pabellón de acogida es didáctico, hay cuadros que representan situaciones cotidianas, fotografías de la época, utensilios hechos por los internos, o carteles explicativos sobre el lugar. El área está dotada de servicios como lavabos. Las materias empleadas forman parte de la memoria del campo, las tablas de madera recuerdan los barracones de los la vida diaria, y el metal oxidado simboliza el esfuerzo de los afectados.
Una pasarela de madera se levanta sobre el terreno para dirigirnos por un camino de soledad, silencio y tristeza. Haciendo este recorrido, son muchas las sensaciones que experimenta el visitante, que puede ver la estructura de las barracas y el modo en el que estaban alineadas, así como un barracón a escala del original que estremece y por el que uno se puede aventurar (una vez allí, diré que no todo el mundo pasa por dentro). Existe la opción de seguir adelante, ya que el sendero hace que se camine por el inte puede bordear por la carretera del bosque. El recorrido es explicativo y hay carteles que ayudan a conocer mejor la historia del campo. Un total de 21 paneles repartidos por el camino de forma ordenada. EL SENDERO DE LA MEMORIA Al pasar el pabellón de entrada uno se encuentra con un camino peatonal que bordea unas casitas y un gran maizal. Me llamó la atención el hecho que sobre la ubicación de antiguos barracones hoy se levanten algunos chalets típicos de campiña francesa. Junto a ellas una escalofriante vía de tren, reconstrucción de la terrible red ferroviaria que daba salida hacia los campos de exterminio; hoy esa vía muerta es testigo mudo de un pasado atroz.
El camino nos lleva hacia un cruce de caminos en el nos encontramos la antigua casa de la voluntaria suiza Elbeth Kasse. Si vamos hacia la izquierda nos encontraremos con el sendero histórico en dirección al bosque. En dicha cabaña vemos inscripciones en diferentes idiomas, por ejemplo una frase que no deja indiferente: “Más vale encender una luz que quejarse de la oscuridad”. Un monumento pétreo se levanta junto a la cabaña y cerca de ésta. Allí volvemos a la vía que termina junto a la estructura de un barracón. Y a su derecha apreciamos unas estructuras de hormigón en el suelo: son los antiguos cimientos del depósito de agua. Junto a ese punto hay un emotivo brote del árbol de Guernica, sembrado allí con la siguiente inscripción: “Retoño del árbol de Gernika, símbolo del compromiso del Pueblo Vasco con la libertad y la democracia”. Si seguimos caminando, llegamos al cementerio judío. A la entrada, me sorprendo al ver una maleta esculpida en piedra con la inscripción de Gurs. EL CEMENTERIO En el cementerio descansan 1.073 hombres, mujeres y niños muertos en el campo desde 1939 a 1943. Se levantan dos tipos de estelas, la de los españoles y voluntarios de las Brigadas Internacionales, y la de los judíos, provenientes principalmente de Austria, Alemania y Polonia. A la entrada, se recomienda respetar las costumbres del pueblo hebreo, debido a que la mayor parte de los enterrados son judíos, llevando la cabeza cubierta y depositando en las tumbas piedrecitas en varios monolitos honrando la memoria de los fallecidos españoles y judíos.
A LA ENTRADA DEL CEMENTERIO, SE RECOMIENDA RESPETAR LAS COSTUMBRES DEL PUEBLO HEBREO, DEBIDO A QUE LA MAYOR PARTE DE LOS ENTERRADOS SON JUDÍOS
LA ASOCIACIÓN DEL CAMPO DE GURS Fue creada en 1980 por antiguos internos que no querían que el campo cayese en el olvido. Gracias a esta asociación hoy en día estamos conociendo la verdad de lo sucedido, tras tantos años ocultada. La asociación está formada por españoles republicanos, antiguos combatientes, familias de agricultores, trabajadores, Brigadas Internacionales, comunistas franceses y judíos alemanes internados por la Francia de Vichy. Estos hombres y mujeres consideraban que, más allá de sus diferencias de opinión política, religión u orden social, representaban una comunidad humana, unida por una verdadera fraternidad. Hermanos de internamiento, padecimiento y exclusión. Todo ello sirve como ejemplo de unión para generaciones venideras. La Asociación del Campo de Gurs lucha sin descanso en busca de la verdad y el rescate de la memoria que otros han intentado ocultar o simplemente ignorar. EL CAMPO DE LOS ESPAÑOLES Como experiencia propia, y a título personal, diré que el viaje a Gurs es un viaje en el tiempo, un retorno a la memoria que allí se hace más presente que nunca. De camino a esta localidad francesa, pasando por Mauleón te encuentras con trágicos acontecimientos en los bordes de las carreteras, como la estela de piedra adornada la Gendarmerie, Pierre Grazemajor, asesinado por los alemanes el 14 de agosto de 1944, o con plazas llamadas “Resistencia”. Preguntando cómo llegar al lugar una señora me respondió: “¿Buscas el campo de los españoles?”. Es extraño que hechos de esta magnitud sean apenas conocidos. Al llegar a nuestro destino, nos invade una profunda contraposición, un ejemplo de lucha admirable para todos aquellos que dejaron sus vidas en aquella incomprensión a modo de campo. Son sensaciones muy difíciles de expresar, en su mayoría asociadas a conceptos como indignación o repulsa. Uno se ve en la necesidad de intentar hacer algo para, algún modo ayudar a esos niños del pasado. Mientras escribo estas líneas recuerdo una y otra vez la tumba de una pobre niña de apenas un año. Este reportaje va dedicado a ella, de nombre Beatriz Parra Otero (1942-1942), y a todos los que sufrieron la injusticia de aquel despropósito.