Historia de Iberia Vieja Monográfico
El mundo era nuestro
EL DESCUBRIMIENTO DE AMÉRICA confirió casi súbitamente a España la hegemonía en los mares. Fue el preludio de un imperio que alcanzaría su mayor apogeo durante los siglos XVI y XVII, y cuyo primer ordenamiento fronterizo se fijó en el tratado de Tordesillas de 1494, por el que Portugal se quedaba con las llamadas Indias Orientales.
Una vez asegurado el control sobre el comercio, nuestros compatriotas fueron mucho más allá. España fue el primer país en circunnavegar el globo gracias a la expedición de Magallanes y Juan Sebastián Elcano, primer paso para establecer un comercio fluido entre América y las recientemente conquistadas Filipinas. En aguas atlánticas nuestros barcos desempeñaron un papel fundamental en la defensa contra los ataques de los piratas ingleses, que sirvieron para asegurar a la Corona la viabilidad del comercio con las ricas tierras americanas.
Pero, en la forja del imperio, hay mucha tela que cortar. Las aportaciones de España a la historia y la cultura de Estados Unidos siguen siendo desconocidas para la mayoría. El asturiano Pedro Menéndez de Avilés estableció el primer asentamiento europeo en Estados Unidos en San Agustín (Florida), otro de los temas que abordamos en este primer bloque del número.
Mientras tanto, un invicto ejército se veía envuelto en la encrucijada de las guerras europeas. Los soldados de los tercios eran valientes y arrogantes, y, a lo largo de los años, admiraron y sobrecogieron los corazones de media Europa, jugándose la vida por su honor.