Gallego hasta en los sueños
terio, fantasía, poesía y humor –ingredientes habituales en la prosa de Cunqueiro–, nada tiene que ver con el realismo a veces fotográfico y neorrealista y otras socialista que predominó en la literatura española durante los años 50 y 60. Cunqueiro iba por libre, sin plegarse a modas ni a ideas que acabaron por convertir la literatura en un medio político y social y no en un fin. Por esta razón, la literatura de Cunqueiro no tuvo en su tiempo la difusión ni el prestigio que merecía.
UN HOMBRE QUE SE PARECÍA A ORESTES
Más éxito tuvieron sus libros cuando cayó en picado la moda realista, sustituida en parte por un realismo mágico que coincidía con los presupuestos estéticos de Cunqueiro. Por eso recibió en 1968 el Premio Nadal con su obra Un hombre que se parecía a Orestes, reeditada recientemente en la editorial Austral para contribuir a los homenajes que se han celebrado con motivo del primer centenario de su nacimiento. En ellos se ha destacado su papel como difusor de la lengua y literatura gallega; se ha reivindicado su vertiente poética, y se ha destacado la magia de su literatura, siempre inserta en los cánones costumbristas.
Un hombre que se parecía a Orestes (1) recrea a lo Cunqueiro uno de los episodios más conocidos de los poemas homéricos y de la tragedia griega: la venganza de Orestes. Salvado de la muerte gracias a la intervención de su hermana Electra, abandona Orestes la tierra de Argos. Egisto ha matado al rey Agamenón, su padre, con la colaboración de Climetestra, su madre, amante de Egisto durante los años en que Agamenón estuvo en la guerra de Troya. Orestes recibe el encargo de los dioses de vengar esa muerte y recuperar a su hermana Ifigenia, que no pudo escapar de Argos.
Este es el mito clásico. Pero Cunqueiro lo escribe a su manera, cambiando el argumento e introduciendo nuevos pasajes y leyendas que alteran, de arriba abajo, los ingredientes de la tragedia griega. Como en casi toda su narrativa, introduce a lo largo del relato personajes de ficción que cuentan historias fantásticas que tienen que ver con Grecia o con Galicia. Al final, el hilo argumental se diluye por la superposición de otras tramas y relatos, y hasta con algún pasaje teatralizado. La sombra de la venganza de Orestes planea durante toda la obra en la mayoría de los personajes, aunque cada vez con menos fuerza, dejando paso al relato de sentimientos amorosos, costumbristas y fantásticos.
Como le pasó en su tiempo, sigue siendo Cunqueiro hoy día un autor contra corriente, pues su manera de narrar poco tiene que ver con los géneros que están más en boga hoy día. No hay en sus obras ni trama consistente, ni intriga, ni aventura. Lo suyo es la creación de un mundo singular, especial, repleto de mitologías y leyendas.