Ordenar el mundo
“UNO NO ES POR lo que escribe, sino por lo que ha leído”, escribió Jorge Luis Borges en una cita que rescata Ángel Esteban para explicar la relación que treinta escritores de la literatura universal han tenido con las bibliotecas y con los libros. Para la mayoría, el trabajo como bibliotecario fue una oportunidad para consolidar su vinculación con la lectura, aunque también hay casos en los que fue todo lo contrario, pues el trabajo de bibliotecario impone unas rutinas burocráticas que algunos escritores, como Robert Musil y Marcel Proust, fueron incapaces de soportar.
Ángel Esteban (1963), catedrático de Literatura Hispanoamericana en la Universidad de Granada, indaga en la biografía de estos escritores para dilucidar el lugar que ocupa su trabajo como bibliotecario en su trayectoria profesional y literaria. Este punto de vista le sirve para trazar treinta interesantes y entretenidas semblanzas que muestran de otra manera la biografía de grandísimos escritores-bibliotecarios de todos los tiempos, como Lewis Carroll, Robert Burton, Rubén Darío, José Eugenio Hartzenbusch, Hölderlin, Stephen King, Goette, Eugenio D’Ors, August Strindberg, José Vasconcelos... No podía faltar en esta lista la meteórica trayectoria de Marcelino Menéndez Pelayo, uno de los investigadores y escritores que más ha hecho por la Biblioteca Nacional española./