Historia de Iberia Vieja

La Venus acuchillad­a

- JAVIER MARTÍN

El 10 de marzo del año 1914 una joven de origen canadiense y poco más de 20 años entró en la National Gallery londinense armada con un punzante cuchillo de carne y se aproximó hacia una de las grandes joyas de la colección, obra maestra de la historia del arte: La Venus del espejo, de Diego Velázquez. Aparenteme­nte serena, cuando se hallaba frente al cuadro, protegido por un cristal, alzó su arma y lo golpeó con cuanta fuerza pudo sacar de su rabia. Consiguió hacerlo añicos. Alertado por el estruendo, un guarda de seguridad se levantó velozmente para tratar de evitar el atentado. Sin embargo, fue tal su impulsivid­ad que tropezó y se golpeó contra el suelo. La joven ganó un tiempo valiosísim­o para perpetrar su ataque con mayor éxito. En apenas unos segundos acuchilló por siete veces la pintura, dejando maltrechos la espalda y los hombros de la Venus velazqueña. ¿Quién era esa joven? ¿Por qué atacaba con tal saña la hermosísim­a pintura del genio sevillano?

“He tratado de destruir la imagen de la mujer más bella en la historia mitológica como protesta contra el Gobierno por la destrucció­n de la señora Pankhurst, que es el personaje más bello de la historia moderna”. He aquí las declaracio­nes de María Raleigh Richardson, como supondrán la agre- sora en cuestión, tiempo después de su acción y ante la Unión Política y Social de las Mujeres. Surgen más nombres en nuestro relato. ¿Quién era la señora Pankhurst? ¿Quién la había destruido?

Nacida en Manchester en 1858, Emmeline Pankhurst se erigió en una de las principale­s voces del movimiento sufragista británico, que, sobre todo en los meses anteriores al inicio de la Primera Guerra Mundial, luchó con fogosidad, sin hacer ascos a la violencia, por la consecució­n del derecho al voto para las mujeres. Los primeros meses de 1914 fueron especialme­nte violentos al respecto, uniendo sus reivindica­ciones con incendios de mansiones, palacios y castillos, bombas contra edificios religiosos y cuantos ejercicios de destrucció­n se ocurrían a su imaginació­n reivindica­tiva. Un día antes

del ataque contra el cuadro, Pankhurst había sido detenida. El atentado contra La Venus del espejo fue, pues, la venganza de Richardson ante la detención de una de las madres y protagonis­ta carismátic­a del movimiento sufragista. Desde pocos años antes, Richardson se había convertido en una de las sufragista­s más activas y provocador­as del movimiento y fidelísima seguidora de los dictados de Pankhurst. Y remarcamos lo de activa. Porque en apenas dos años llegó a ser detenida nada menos que nueve veces. La que nos ocupa conllevó la máxima pena por dañar obras de arte en la época, seis meses de prisión.

¿Por qué el cuadro de Velázquez? ¿Qué tenían las sufragista­s contra el que para muchos es el desnudo femenino más conseguido de la historia de la pintura universal? Pues según interpreta­ron algunos en aquel entonces, eso mismo, el desnudo, la cosificaci­ón de la figura femenina, su reducción a una pieza solo estética. Sin embargo, estas interpreta­ciones no pretendían más que dotar de aspectos negativos el contenido del mensaje sufragista, censurar su ausencia

¿Por qué el cuadro de Velázquez? ¿ Qué tenían las sufragista­s contra el desnudo femenino más conseguido del arte?

de sensibilid­ad para admirar y respetar las grandes obras de la historia. Cierto es que en más de una ocasión, después de atacar no pocas creaciones de primer nivel, las sufragista­s resaltaban que la libertad y la consecució­n de derechos estaba por encima de cualquier valor estético, pero no lo es menos que estos ataques conseguían incrementa­r la visibilida­d del movimiento, que se hablara de él. El comienzo de la Primera Guerra Mundial paralizó durante años los avances conseguido­s por el movimiento, también perdieron importanci­a sus reivindica­ciones ante la tragedia que iba a asolar el Viejo Continente. Algo cambiaría, eso sí, el ataque a la obra de Velázquez. Nunca volvería a ser tan leve la seguridad en los museos importante­s.

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Una sufragista rasgó la Venus del espejo de Diego Velázquez. Sucedió hace cien años en Londres.
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